Sección 104

1

A. En la Iglesia hay dos sacerdocios, a saber: el de Melquisedec y el de Aarón, que incluye el Levítico.

B. Este primer sacerdocio se llama el de Melquisedec porque Melquisedec fue un sumo sacerdote eminente. Antes de su época se lo llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios.

C. Pero por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, y para evitar una repetición demasiado frecuente del nombre de Dios, la Iglesia en los tiempos antiguos dio el nombre de Melquisedec a este sacerdocio, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec.

2

Todas las otras autoridades u oficios de la Iglesia son pertenencias de este sacerdocio; pero hay dos secciones, o cabezas principales, una es el Sacerdocio de Melquisedec, y la otra el de Aarón, o Sacerdocio Levítico.

3

A. EI oficio de anciano pertenece al Sacerdocio de Melquisedec.

B. EI Sacerdocio de Melquisedec posee el derecho de presidir, y tiene poder y autoridad sobre todos los oficios de la Iglesia, en todas las edades del mundo, para administrar las cosas espirituales.

4

La presidencia del sumo sacerdocio, según el orden de Melquisedec, tiene el derecho de actuar en todos los oficios de la Iglesia.

5

Para administrar las cosas espirituales, los sumos sacerdotes según el orden del Sacerdocio de Melquisedec tienen, bajo la dirección de la Primera Presidencia, el derecho de oficiar en su propio puesto, así como en el de anciano, sacerdote (del orden Levítico), maestro, diácono y miembro.

6

Cuando el sumo sacerdote no esté presente, un anciano tiene el derecho de oficiar en su lugar.

7

El sumo sacerdote y el anciano han de administrar las cosas espirituales, conforme a los pactos y mandamientos de la Iglesia; y tienen el derecho de actuar en todos estos oficios de la Iglesia, cuando no se halle presente ningún ministro con autoridad mayor.

8

A. Al segundo sacerdocio se lo llama Sacerdocio de Aarón porque le fue conferido a Aarón y a su posteridad por todas sus generaciones.

B. Se lo llama sacerdocio menor porque es una pertenencia del mayor, o sea del Sacerdocio de Melquisedec, y tiene poder para administrar las ordenanzas temporales.

C. El obispado es la presidencia de este Sacerdocio de Aarón y posee las llaves o la autoridad del mismo. Nadie posee derechos legales a este oficio, o a poseer las llaves de este sacerdocio, si no es un descendiente directo de Aarón.

D. Mas puesto que un sumo sacerdote del Sacerdocio de Melquisedec tiene autoridad para actuar en todos los oficios menores, puede él desempeñar el oficio de obispo cuando no sea posible hallar a un descendiente directo de Aarón, con tal de que sea llamado, puesto aparte y sea ordenado a este poder bajo las manos de la Presidencia del Sacerdocio de Melquisedec.

9

A. El poder y la autoridad del sacerdocio mayor, o sea del Sacerdocio de Melquisedec, consisten en poseer las llaves de todas las bendiciones espirituales de la Iglesia; en tener el privilegio de recibir los misterios del reino de los cielos; en ver abrirse los cielos ante ellos;

B. En estar en comunión con la asamblea general y la Iglesia del Primogénito; y en gozar de la comunión y la presencia de Dios el Padre, y de Jesús, el Mediador del nuevo pacto.

10

El poder y la autoridad del sacerdocio menor, o sea del Sacerdocio de Aarón, consisten en poseer las llaves del ministerio de ángeles, y en administrar las ordenanzas temporales, la letra del evangelio, el bautismo de arrepentimiento para la remisión de pecados, conforme a los pactos y mandamientos.

11

A. Necesariamente, entre los que han sido ordenados a los varios oficios de estos dos sacerdocios, ha de haber presidentes u oficiales que presidan, procedentes de entre ellos, o designados por ellos.

B. Del Sacerdocio de Melquisedec, tres sumos sacerdotes presidentes, escogidos por la Iglesia, nombrados y ordenados a ese oficio, y sostenidos por la confianza, la fe y las oraciones de la Iglesia, constituyen el concilio de la Primera Presidencia de la Iglesia.

C. Los doce consejeros viajantes son llamados para ser los Doce Apóstoles, o testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo, así se distinguen de los otros oficiales de la Iglesia en los deberes de su llamamiento.

D. Los Doce Apóstoles constituyen un concilio igual en autoridad y en poder al de los tres presidentes mencionados previamente.

E. Los Setenta también son llamados para predicar el evangelio, y ser testigos especiales entre los gentiles y por todo el mundo, diferenciándose así de los otros ministros de la Iglesia en los deberes de su llamamiento, y constituyen un concilio con igual autoridad a la de los doce testigos especiales, o apóstoles, antes mencionados.

F. Toda decisión que tomare cualquiera de estos concilios, habrá de ser con el voto unánime del mismo; es decir, que todos los miembros de cada uno de las concilios han de estar de acuerdo con las decisiones de su concilio, a fin de que sus decisiones tengan el mismo poder o validez entre sí.

G. (Una mayoría puede constituir un quórum cuando las circunstancias impidan que sea de otro modo).

H. En caso de no ser así, sus decisiones no merecen las mismas bendiciones que merecieron antiguamente las decisiones de un concilio de tres presidentes, y quienes fueron hombres rectos y santos, ordenados según el orden de Melquisedec.

I. Las decisiones de estos concilios, o de cualquiera de ellos, han de hacerse con toda rectitud, con santidad y humildad de corazón, mansedumbre y longanimidad, y con fe, virtud, conocimiento, templanza, paciencia, santidad, afecto fraternal y amor; porque la promesa es que si estas cosas abundan en ellos, no serán sin fruto en el conocimiento del Señor.

J. En el caso de que alguna decisión de estos concilios se tomare inicuamente, podrá ser presentada ante una asamblea general de los varios concilios que constituyen las autoridades espirituales de la Iglesia, ya que de lo contrario no se puede apelar de su decisión.

12

Los Doce Apóstoles componen un sumo concilio presidente y viajante, que han de oficiar en el nombre del Señor, bajo la dirección de la Presidencia de la Iglesia, conforme a la institución del cielo, para el establecimiento de la Iglesia, y la regulación de todos los asuntos de la misma, en todas las naciones; primero entre los gentiles, y en segundo lugar entre los judíos.

13

A. Los Setenta han de oficiar en el nombre del Señor, bajo la dirección de los Doce Apóstoles, o sumo concilio viajante, estableciendo la Iglesia y regulando todos los asuntos de la misma, en todas las naciones; primero entre los gentiles y después entre los judíos;

B. Pues se ha enviado a los Doce Apóstoles, con la posesión de las llaves para que abran la puerta mediante la proclamación del evangelio de Jesucristo; primero a los gentiles, y luego a los judíos.

14

En las estacas de Sión, los Sumos Consejos Residentes constituyen un concilio con autoridad equivalente, en todas sus decisiones sobre los asuntos de la Iglesia, a la del concilio de la Primera Presidencia, o del Sumo Concilio Viajante.

15

En los asuntos de la Iglesia, el Sumo Consejo Residente en Sión constituye un concilio con autoridad equivalente, en todas sus decisiones sobre los asuntos de la Iglesia, a la de los concilios de los doce consejeros en las estacas de Sión.

16

Es deber del Sumo Concilio Viajante, cuando necesite ayuda, llamar a los Setenta, en lugar de otros cualesquiera, para que atiendan a las varias demandas de predicación y administración del evangelio.

17

Es deber de los Doce Apóstoles ordenar patriarcas-evangelistas en todas las congregaciones grandes de la Iglesia, conforme les fueren designados por revelación.

18

El orden de este sacerdocio se estableció para que se transmitiera de padre a hijo, y por derecho pertenece a los descendientes directos de la simiente escogida, a quien se hicieron las promesas. Este orden fue instituido en tiempos de Adán, y se fue transmitiendo por linaje de la siguiente manera:

19

A. De Adán a Set, quien fue ordenado por Adán teniendo Set setenta y nueve años, y tres años antes de la muerte de Adán fue bendecido por él. Set recibió de Dios, por conducto de su padre, la promesa de que su posteridad sería la escogida del Señor,

B. Y que se les preservaría hasta el fin del mundo, porque Set era un hombre perfecto, y su semejanza era la imagen exacta de su padre, hasta el punto que se le parecía en todas las cosas, y sólo por su edad podían distinguirlos.

20

Enós fue ordenado a la edad de ciento treinta y cuatro años y cuatro meses, bajo las manos de Adán.

21

Dios llamó a Cainán en las soledades cuando éste tenía cuarenta años de edad, y se encontró con Adán cuando se encaminaba al lugar de Shedolámak; Cainán tenía ochenta y siete años cuando recibió su ordenación.

22

Mahalaleel tenía cuatrocientos noventa y seis años y siete días cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, quien también le bendijo.

23

Jared tenía doscientos años cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, quien también le bendijo.

24

A. Enoc tenía veinticinco años de edad cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, y tenía sesenta y cinco años cuando éste le bendijo.

B. Enoc vio al Señor, y anduvo con Él, y estuvo ante Su faz continuamente. Anduvo con Dios trescientos sesenta y cinco años, de modo que tenía cuatrocientos treinta años cuando fue trasladado.

25

Matusalén tenía cien años cuando fue ordenado bajo las manos de Adán.

26

Lamec tenía treinta y dos años cuando fue ordenado bajo las manos de Set.

27

Noé tenía diez años cuando fue ordenado bajo las manos de Matusalén.

28

A. Tres años antes de su muerte, Adán llamó a Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc y Matusalén, quienes eran todos sumos sacerdotes, junto con el resto de su posteridad que eran fieles, al valle de Adán-ondi-Ahmán, y allí les confirió su última bendición.

B. Y el Señor se les apareció, y ellos se levantaron y bendijeron a Adán, y le llamaron Miguel, el Príncipe, el Arcángel.

C. Y el Señor le administró consuelo a Adán, y le dijo: Te he puesto a la cabeza; una multitud de naciones saldrá de ti, y tú serás un príncipe sobre ellos para siempre.

29

A. Aunque le agobiaba el peso de sus años, Adán se levantó en medio de la congregación, y lleno del Espíritu Santo, predijo todo cuanto le acontecería a su posteridad hasta la última generación.

B. Todas estas cosas se escribieron en el libro de Enoc, y han de ser atestiguadas a su debido tiempo.

30

También es el deber de los Doce Apóstoles, ordenar y poner en orden a todos los demás oficiales de la Iglesia, conforme a la revelación que dice:

31

A. A la Iglesia de Cristo en la tierra de Sión, además de las leyes de la Iglesia, respecto a sus asuntos;

B. De cierto os digo, dice el Señor de los Ejércitos, que es preciso que haya ancianos presidentes para que presidan a los que tengan el oficio de anciano; y también sacerdotes, para que presidan a quienes tengan el oficio de sacerdote;

C. Y también maestros, para que presidan de igual forma a los que tengan el oficio de maestro; y asimismo los diáconos.

D. Por lo tanto, de diácono a maestro, y de maestro a sacerdote, y de sacerdote a anciano, cada uno de por sí en lo que se le haya designado, según los pactos y mandamientos de la Iglesia;

E. Viene luego el sumo sacerdocio, el mayor de todos; por consiguiente, es preciso que se nombre a un miembro del sumo sacerdocio para que presida al sacerdocio; y se le llamará Presidente del Sumo Sacerdocio de la Iglesia, o en otras palabras, el Sumo Sacerdote Presidente sobre todo el sumo sacerdocio de la Iglesia.

F. Del Presidente del Sumo Sacerdocio procede la administración de las ordenanzas y las bendiciones para la Iglesia, mediante la imposición de manos.

32

A. Por lo tanto, el oficio de obispo no es igual al oficio del Presidente, puesto que el oficio del obispo consiste en administrar todas las cosas temporales;

B. No obstante, es preciso escoger al obispo de entre los del sumo sacerdocio, a menos que sea un descendiente directo de Aarón; porque si no es un descendiente directo de Aarón, no puede poseer las llaves de este sacerdocio.

C. No obstante, se puede poner aparte a un sumo sacerdote, según la orden de Melquisedec, para el ministerio de las cosas temporales, ya que él las conoce por el Espíritu de Verdad, y también para que sea un juez en Israel, para gestionar los asuntos de la Iglesia y administrar justicia a los transgresores de acuerdo con las leyes, según el testimonio que se le presentare, y con la ayuda de los consejeros que ha escogido, o que escogerá entre los ancianos de la Iglesia.

D. Éste es el deber de un obispo que no es un descendiente directo de Aarón, pero que ha sido ordenado al sumo sacerdocio según la orden de Melquisedec.

33

A. Así que, será un juez, un juez general entre los habitantes de Sión, o en una estaca de Sión, o en cualquier congregación de la Iglesia, en que se le pusiere aparte para este ministerio.

B. Hasta que se extiendan los límites de Sión, y sea necesario tener otros obispos o jueces en Sión, o en cualquier otro lugar;

C. Y si se designaren otros obispos, habrán de obrar en el mismo oficio.

34

A. Pero un descendiente directo de Aarón tiene el derecho legal de ocupar la presidencia de este sacerdocio, de tener las llaves de este ministerio, para obrar independientemente en el oficio de obispo, sin consejeros, salvo en el caso en que como juez en Israel, actuare para juzgar a un Presidente del Sumo Sacerdocio, según la orden de Melquisedec.

B. La decisión de cualquiera de estos concilios será conforme al mandamiento que dice:

35

A. Además, de cierto os digo: los asuntos más importantes y los casos más difíciles de la Iglesia, cuando no hubiere satisfacción en cuanto al fallo del obispo, o de los jueces, serán referidos y llevados al Concilio de la Iglesia, ante la Presidencia del Sumo Sacerdocio;

B. Y la Presidencia del Concilio del Sumo Sacerdocio tendrá el poder de llamar a otros sumos sacerdotes, aun a doce, para que le ayuden como consejeros; y así dicha Presidencia y estos doce consejeros tendrán el poder de decidir, basándose en testimonios, de acuerdo con las leyes de la Iglesia.

C. Después de esta decisión, ya no volverá a haber más memoria del asunto ante el Señor; porque éste es el consejo supremo de la Iglesia de Dios, y su fallo es terminante en las controversias sobre asuntos espirituales.

36

Ninguno de los que pertenezcan a la Iglesia queda exento de este tribunal de la Iglesia.

37

A. Si un Presidente del Sumo Sacerdocio transgrediere, se le acusará ante el tribunal del obispo de la Iglesia, quien será ayudado por doce consejeros del sumo sacerdocio; y el fallo que dictaren sobre su cabeza terminará toda controversia respecto a él.

B. De este modo, nadie quedará exento de la justicia y de las leyes de Dios, con el fin de que todas las cosas se hagan en orden y con solemnidad ante Él, de acuerdo con la verdad y la rectitud.

38

Además, de cierto os digo, el deber de un presidente del oficio de diácono es presidir doce diáconos, reunirse en concilio con ellos y enseñarles sus deberes, edificándose los unos a los otros con arreglo a lo indicado en los pactos.

39

También el deber del presidente del oficio de los maestros es presidir veinticuatro maestros y reunirse en concilio con ellos, enseñándoles los deberes de su oficio, como los pactos los señalan.

40

A. Asimismo, el deber del Presidente del Sacerdocio de Aarón es presidir cuarenta y ocho sacerdotes, y reunirse en concilio con ellos para enseñarles los deberes de su oficio, según los pactos los expresan.

B. Este presidente ha de ser un obispo; porque éste es uno de los deberes del oficio de obispo.

41

A. Además, el deber del presidente del oficio de los ancianos es presidir noventa y seis ancianos, reunirse con ellos e instruirles de conformidad con los pactos.

B. Esta presidencia es distinta de la de los Setenta, y está destinada para los que no han de viajar por todo el mundo.

42

A. Igualmente, el deber del Presidente del oficio del sumo sacerdocio es presidir toda la Iglesia, y ser semejante a Moisés.

B. He aquí, en esto hay sabiduría, sí, ser un vidente, un revelador, un traductor y un profeta; tener todos los dones que Dios confiere sobre la cabeza de la Iglesia.

43

A. Y va de acuerdo con la visión que muestra el orden de los Setenta, que los presidan siete presidentes, escogidos de entre el conjunto de los Setenta, y el séptimo de estos presidentes ha de presidir los seis.

B. Estos siete presidentes han de escoger y presidir otros Setenta, además de los primeros Setenta a los cuales pertenecen; y también a otros Setenta, hasta setenta veces siete, si la necesidad de la obra en la viña lo requiere.

C. Estos Setenta han de ser ministros viajantes, primero a los gentiles, y también a los judíos; mientras que los otros oficiales de la Iglesia, que no pertenecen a los Doce ni a los Setenta, no obstante ocupen oficios de igual responsabilidad e importancia en la Iglesia, no tienen la obligación de viajar por todas las naciones, sino que han de viajar conforme lo permitan sus circunstancias.

44

A. Ahora, por lo tanto, que aprenda cada hombre su deber, y aprenda asimismo a actuar con toda diligencia en el oficio al cual sea nombrado.

B. El que fuere perezoso no será considerado digno de perdurar, y quien no aprendiere su deber y no se mostrare aprobado, no será tenido por digno de perdurar. Así sea. Amén.