Sección 119

Así dice el Espíritu a los ancianos de la Iglesia:

1

A. Todavía no es según mi sabiduría que el Concilio de los Doce Apóstoles esté completo; no obstante, ordenad a mis siervos, Jaime W. Gillen, Heman C. Smith, José Luff y Gomer T. Griffiths, al oficio de apóstoles, a fin de que el concilio se halle más perfectamente preparado para obrar ante mí.

B. Tengo todavía otros hombres de mi Iglesia quienes serán designados al debido tiempo si todavía continúan fieles para conmigo y en la obra a la cual han sido llamados.

2

A. Mis siervos del Sacerdocio de Melquisedec tienen una gran obra por hacer, y para que sean capaces de hacer esta obra y la consumación de ella no sea impedida, se les prescribe que sean, no tan sólo bondadosos y humildes de espíritu, para que su sabiduría sea la sabiduría del Señor y la fortaleza de ellos sea la fortaleza del Espíritu;

B. Además habrán de desechar la trivialidad de lenguaje y la frivolidad de comportamiento cuando se pongan a declarar el evangelio; deben procurar que su ministerio a la gente sea aceptable, usando sinceridad de lenguaje y cortesía en la conducta, a fin de que como ministros del evangelio puedan ganar almas para Jesucristo.

3

A. Los ancianos y los hombres de la Iglesia deberían estar con semblantes y corazones alegres entre sí mismos y en sus tratos con sus vecinos y los hombres del mundo, y con todo han de estar sin reproche en palabra y obra.

B. Por lo tanto, no conviene que ellos se permitan hablar ruidosa y bulliciosamente, o contar chistes bastos y groseros, o aquellos en los que se burla de los nombres de su Redentor y de su Dios.

C. Varones de Dios, vosotros que lleváis los vasos del Señor, sed limpios en vuestros cuerpos y en vuestros vestidos; que vuestras prendas de vestir sean de una calidad sobria y que se hallen libres de un exceso de ornamentación.

D. Evitad el uso del tabaco y no seáis adictos a las bebidas alcohólicas de cualquier clase que sean, para que vuestros consejos de templanza puedan hacerse eficaces mediante vuestro ejemplo.

4

A. A fin de que la obra de restauración, que el pueblo de mi Iglesia está esperando ansiosamente, pueda acelerarse al debido tiempo, los ancianos deben cesar de ser demasiado cuidadosos en lo tocante al retorno de los que en tiempos pasados fueron de la fe pero fueron vencidos en el día de la oscuridad y del nublado, por temor de que introdujeran herejías escondidas que trastornarían la obra;

B. Porque, de cierto, hay algunos de ellos que son instrumentos escogidos para hacer el bien, quienes se han apartado a causa de las asechanzas estorbadoras que hay en el mundo, quienes a su debido tiempo volverán al Señor si los hombres de la Iglesia no les ponen obstáculos.

C. El Espíritu dice: Venid. ¡Que los ministros de Jesucristo no impidan la venida de ellos!

5

A. Además el Espíritu dice: Las contenciones son indecorosas; cesad, pues, de discutir con respecto a la Cena del Señor y el tiempo de administrarla;

B. Porque es aceptable a Dios, sea que se la sirva en el primer día del Señor de cada mes, o en el día del Señor de cada semana, si la administran los ministros de la Iglesia con sinceridad de corazón, y con pureza de propósito, y si quienes participan de ella lo hacen en memoria de Jesucristo y con el deseo de tomar sobre sí Su nombre.

C. Para evitar confusiones, es prudente que quien presida en el culto de la Cena del Señor, y aquellos que lo administren, hagan que los emblemas estén debidamente preparados, en recipientes limpios para el pan y recipientes limpios para el vino, o el agua, según como convenga.

D. El ministro puede partir el pan antes de que sea bendecido, y escanciar el vino antes de que sea bendecido; o el ministro puede bendecir el pan antes de que sea partido, y el vino antes de que sea escanciado, si el Espíritu Santo le dirige a hacerlo así.

E. Sin embargo, tanto el pan como el vino habrán de estar descubiertos cuando sean presentados para la bendición que se pedirá sobre ellos.

F. Es mi voluntad que se administre el pan y el vino en la primera parte del culto, antes de que sobrevengan el cansancio y la desatención.

G. Que el que participa de los emblemas y el que se abstiene, cesen de disputar con su hermano, para que cada uno pueda recibir beneficios cuando participe de la Cena del Señor.

6

A. Bendito y aceptable para con Dios es el servicio de canto en la casa del Señor, si los que cantan y los que oyen lo hacen con humildad y unidad de espíritu; mas el canto con pesadumbre dolorosa en los que cantan y amargura de espíritu en los que oyen, no es agradable a Dios.

B. Por lo tanto, en todas las congregaciones del pueblo de Dios, que cese toda disputa y toda contención tocante al servicio de canto.

C. A fin de que el culto en la casa del Señor pueda ser completo y plenamente aceptable, que aquellos que se sientan inclinados por el deseo y el don de cantar, tomen sobre sí la responsabilidad y la dirección del servicio, y utilicen en él instrumentos de música de cuerda y de aliento-madera, o los de aliento-metal en las congregaciones que sean grandes, y según como la sabiduría y el buen gusto puedan dirigir.

D. Que los jóvenes y las doncellas cultiven los dones de la música y del canto; que los de edad madura y los de edad avanzada no se olviden de la alegría de su juventud y ayuden y apoyen tanto como sus circunstancias se lo permitan; y recuerden que los miembros de la Iglesia deberían estar siempre alegres en la buena lucha para que puedan estar gozosos en su triunfo.

E. No obstante, que el órgano y el instrumento de cuerda y el instrumento de aliento-metal guarden silencio cuando los miembros de la Iglesia se reúnan para orar y dar testimonio, para que dichos instrumentos no interfieran con los sentimientos de los tiernos y de los tristes.

F. Para facilitar la unidad en el servicio de canto de la Iglesia, aquellos a quienes se ha confiado el trabajo de preparar un himnario, bien pueden dedicar más tiempo a este proyecto.

7

A. Además el Espíritu dice: Puesto que ha habido mucha discusión en el pasado con respecto al día de reposo del Señor, la Iglesia queda advertida de que en tanto no se reciba revelación adicional, o los concilios de la Iglesia se reúnan para decidir sobre la ley en los artículos y pactos de la Iglesia,

B. Los miembros de la Iglesia han de guardar el primer día de la semana, comúnmente llamado día del Señor, como día de reposo y día de culto, tal como ha sido dado en los pactos y mandamientos.

C. En este día deberían abstenerse de trabajos innecesarios; empero, nada debería dejarse echar a perder en este día, ni deberían desatenderse los trabajos necesarios.

D. En ésta, como en todas las demás cosas, no seáis ásperos en el juzgar, sino misericordiosos. No seáis hipócritas ni de aquellos que condenan a un hombre por una sola palabra.

8

A. Proseguid la obra misionera en este país y en el extranjero, tan lejos y tan ampliamente como podáis.

B. Todos son llamados según los dones que Dios les ha dado; con el intento de que todos puedan trabajar juntos, que el que se dedica al ministerio y el que se ocupa en los asuntos de los hombres de negocios y en otros trabajos, colaboren con Dios para la consumación de la obra que se les ha confiado a todos.

9

A. Sed limpios y sed frugales. Cesad de quejaros de los dolores, las enfermedades y las angustias del cuerpo; dormid durante las horas puestas aparte por Dios para la restauración y la fortificación del cuerpo y de la mente.

B. Aun ahora hay algunos, incluso entre los ancianos, que están sufriendo en la mente y en el cuerpo, quienes no han hecho caso del consejo del Espíritu Santo de acostarse temprano y levantarse temprano para que el vigor de la mente y del cuerpo pueda ser conservado.

C. Sobrellevad las aflicciones del cuerpo que no alivien o eliminen el Espíritu de sanidad del Señor con fe, o el uso de lo que la sabiduría indique, y con toda alegría haced todo lo que os esté permitido hacer para que la bendición de paz esté sobre todos. Amén.

Kirtland, Estado de Ohio, EE.UU.,
El 11 de Abril de 1887