Sección 129

A la Iglesia: Después de meditaciones y oraciones constantes, tanto antes como después de venir a la conferencia, y durante las sesiones, en la medida que lo habían permitido las condiciones peculiares que prevalecían en nuestras sesiones, estuve en el Espíritu Santo durante las noches del 15 y del 16 de este mes y el día que pasó entre ambas noches, en los momentos de calma que de vez en cuando sobrevinieron, y en la quietud de la noche, cuando la carga de mis preocupaciones me alejaba el sueño. Mis sueños también han sido instructivos y alentadores.

1

A. La voz del Espíritu Santo me dice: Bajo la situación que ha surgido ya no es según mi sabiduría que mi siervo Ricardo C. Evans continúe como consejero en la Presidencia.

B. Por lo tanto es conforme a mi sabiduría que se le releve de esta responsabilidad y se escoja a otro para este beneficio. Ha sido diligente y fiel en el servicio y su galardón es seguro.

2

A. Mi siervo José Luff no puede desempeñar los deberes de miembro del Concilio de los Doce Apóstoles cuidando y ocupándose en la obra misionera en el campo misional y al mismo tiempo cumplir con los deberes de su vocación como un médico, ministrando a los muchos que procuran sus consejos y su ayuda con seguridad para sí mismo y para con los demás.

B. Por lo tanto es según mi sabiduría que la Iglesia le releve de las responsabilidades del apostolado activo como miembro del Concilio de los Doce Apóstoles, a fin de que pueda actuar en su vocación.

C. Otro puede ser escogido para el puesto en el concilio. Ha sido fiel, y sus servicios y su recompensa se hallan en mis manos.

3

A. A fin de que el historiador de la Iglesia, mi siervo Hemán C. Smith, pueda ejercer más libre y más eficientemente sus deberes y privilegios como historiador, la Iglesia puede relevarle de los deberes que le corresponden como apóstol, y escoger a otro para ocupar su lugar en el Concilio de los Doce Apóstoles.

B. Sus servicios han durado mucho tiempo, ha desempeñado sus deberes con un espíritu de auto sacrificio, y su recompensa está conmigo. Será bendecido en el servicio diligente de su vocación como historiador cuando se le releve de su doble responsabilidad.

4

Estos siervos míos a quienes se releva de sus responsabilidades en la obra del concilio han trabajado bien en sus oficios con sus colaboradores, y han de conservar su derecho a servir en el ministerio, poseyendo el sumo sacerdocio y estando habilitados para todo lo que pertenece a ese llamamiento cuando así lo requiera la necesidad o lo aconseje la sabiduría.

5

El Espíritu me dice asimismo: Para llenar la vacante ocasionada por el relevo del consejero Ricardo C. Evans; presenta el nombre de mi siervo Elbert A. Smith, hijo de mi siervo David H. Smith, quien he llevado para estar conmigo y quien espera su recompensa, para ser escogido, nombrado y ordenado consejero a mi siervo José Smith III y formar uno de la Presidencia.

6

A. El Espíritu Santo dice además: Con el fin de que se puedan reemplazar los lugares de aquellos que han sido relevados del Concilio de los Doce Apóstoles y quede completo el concilio para actuar como conjunto, mis siervos J. Franklin Curtís y Roberto C. Russell pueden ser escogidos y puestos aparte para el oficio de apóstoles, alistados y sostenidos en el concilio.

B. Hay otros siervos que serán llamados y designados dentro de poco, pero no ahora.

7

A. Los que poseen el oficio de patriarcas han de ser alistados con los sumos sacerdotes, lo mismo que los obispos, quienes actúan en su oficio en virtud de ser sumos sacerdotes.

B. Estos hombres en sus oficios constituyen un orden en el sacerdocio, lo mismo que los sumos concilios de la Iglesia: los de las estacas, los obispos que sirven como sumos sacerdotes, el Concilio de los Doce Apóstoles, y la Presidencia. Son sino órdenes dentro del sacerdocio, puesto que no hay sino dos sacerdocios; y aquellas órdenes se hallan dentro del sacerdocio de Melquisedec.

C. No hay diferencias en el sacerdocio, aunque las puede haber y las hay en el oficio en que las diferentes órdenes pueden ocuparse y actuar.

8

A. El Espíritu Santo dice también: Se llama la atención de la Iglesia para que considere la revelación, dada en respuesta a anhelosas suplicaciones, referente a las cosas temporales.

B. Ya se ha recibido instrucción, de acuerdo con las revelaciones dadas hace mucho tiempo a la Iglesia, que las temporalidades de la Iglesia han de estar encomendadas y puestas bajo el cuidado del Obispado; los hombres que poseen el oficio de obispo, bajo un Obispo Presidente, representando a la Iglesia en el recogimiento, cuidando y distribuyendo las contribuciones allegadas de los miembros en los fondos y propiedades en función de diezmo, superávit, ofertas voluntarias y consagraciones.

C. La Iglesia o cualquiera de sus miembros no debieran haber olvidado tan pronto ni debieran haber descuidado las palabras dadas en una época reciente.

D. “Yo soy Dios; no cambio”; lo saben mi Iglesia y los ancianos desde que vino el ángel con el mensaje de la restauración.

E. Según ello, la Iglesia ha interrogado al Señor y recibido de vez en cuando lo que se ha juzgado suficiente en aquellos momentos para gobernar la Iglesia y sus ministros, tanto en las secciones espirituales como en las secciones temporales de la obra.

F. La Iglesia ha recibido instrucciones para que acceda a la interpretación del Obispado con respecto a la ley temporal;

G. Y mientras no se preste atención a las palabras que se han dado, que van de conformidad con otras revelaciones dadas a la Iglesia, las cuales se dieron anteriormente, la Iglesia no puede recibir ni gozar las bendiciones esperadas para cuando Sión sea plenamente redimida.

H. Por lo tanto, escuchad vosotros una vez más la voz de la inspiración, en amonestación e instrucción y conformaos a lo que se os da y recibid lo que está preparado para los justos y puros de corazón.

9

A. Además el Espíritu Santo dice a la Iglesia: El Señor se halla muy complacido con el progreso que se ha hecho en acercarse a la unidad durante el año de la conferencia;

B. Y aunque haya habido diferencias de opinión, estas diferencias se han sostenido con unidad de propósito y deseos de obtener el bien de mi pueblo, y redundarán en ayuda para llevar a cabo una unidad de comprensión.

C. Así pues, animaos y avanzad resueltamente hasta la consumación determinada por Dios para Su pueblo: unidad, honor, santificación y gloria. Amén.

José Smith III

Lamoni, Estado de Iowa, EE.UU.,
el 18 de abril de 1909