Sección 135

A la Iglesia: Antes y desde la decisión de la conferencia de dedicar un tiempo oportuno de oraciones pidiendo las instrucciones divinas en el asunto presentado ante la conferencia he expuesto al Señor las necesidades de Su pueblo y por medio de la voz de la inspiración me siento compelido a decirle a la Iglesia:

1

Es prudente que los hermanos del actual Obispado Presidente sean relevados de las responsabilidades en este oficio y que Alberto Carmichael sea ordenado para actuar en el oficio de Obispo Presidente durante algún tiempo, él teniendo el derecho de elegir de entre los obispos, a dos para que le sirvan como consejeros

2

A. Bien está que los documentos del Concilio Conjunto del mes de abril de 1924 hayan sido aprobados; y la Iglesia queda una vez más amonestada de que la gran tarea que se le ha encomendado no puede llevarse a cabo si continúan disputas.

B. El tiempo de urgencia ha llegado y es necesario tener una unidad mayor que nunca para poder enfrentarse con las fuerzas de la oposición.

C. Dicha unidad prevalecerá si aquéllos que poseen el sacerdocio recuerdan su misión de predicar el evangelio, y si cada ministro se esfuerza en cumplir con su propio deber y en desempeñar bien su llamamiento.

3

A. Se ha dado la promesa de que ningún poder detendrá la mano de Dios en el cumplimiento de Sus propósitos entre Su pueblo.

B. A medida que progrese la Iglesia en su gran obra, el cumplimiento de la profecía pueda hacer que los miembros de la Iglesia tiemblen ante la manifestación del poder divino, y al mismo tiempo se regocijarán en la protección de Su gracia.

4

Las autoridades de la Iglesia, cuyo deber es designar a los misioneros sus cargos, deben tener presente las instrucciones que han sido dadas anteriormente de enviarlos de dos en dos; y en la medida que ello sea factible los misioneros deben ser enviados así. En esto hay sabiduría y seguridad.

Vuestro servidor,
Federico M. Smith

Kansas City, Estado de Missouri, EE.UU.,
el 18 de Abril de 1925