Sección 157

En cumplir mis responsabilidades como profeta de la Iglesia, he procurado con mucha oración y ayuno, durante muchos meses, abrirme a la dirección del Espíritu Santo, siendo mi único deseo el discernir la voluntad del Señor para la Iglesia. A pesar de mi debilidad humana, este esfuerzo ha sido provechoso una vez más y he sido bendecido abundantemente en varias ocasiones por la presencia del Espíritu Santo en mis labores de preparar lo que presento ahora. Por lo tanto, con confianza ofrezco lo siguiente como representativo de la mente y la voluntad de Dios para la Iglesia.

A los Concilios y Órdenes de la Iglesia y a la Conferencia Mundial:

1

A. Es mi voluntad que Lloyd B. Hurshman sea relevado del Concilio de los Doce Apóstoles. Su servicio, muchas veces extendido en condiciones de privación y peligro físico, es plenamente aceptable a mí.

B. Él debe estar libre para ministrar como sumo sacerdote bajo la dirección de la Primera Presidencia en los lugares donde sus dones y habilidades de organización puedan ser mejor utilizados.

2

A. Roy H. Schaefer también es relevado de sus onerosos deberes en el Concilio de los Doce Apóstoles. Él ha servido honorablemente a pesar de cargas físicas y está elogiado por su fidelidad.

B. Como sumo sacerdote, él debe continuar sirviendo dondequiera que sus talentos y habilidades ministeriales puedan ayudar mejor a la obra del evangelio.

3

Para llenar las vacantes así creadas, A. Alex Kahtava y John P. Kirkpatrick son llamados para ser testigos apostólicos en el Concilio de los Doce. Ellos deben ser ordenados sin demora, para que la obra siga adelante eficazmente.

4

Mi siervo, Francis E. Hansen, es elogiado por la manera diligente y fiel, y a la vez benigna, en la cual ha cumplido con sus deberes como Obispo Presidente durante los últimos dieciséis años. Él es relevado ahora de la carga de esas responsabilidades y, si es la voluntad de la Conferencia, debe ser ordenado a la Órden de los Evangelistas. En su nuevo oficio podrá continuar ofreciendo sus talentos tanto en ayudar con la obra de la edificación del templo como en el desarrollo de otros ministerios más directamente relacionados a los deberes del evangelista.

5

Gene M. Hummel, quien se ha desempeñado incansablemente y bien como consejero, es llamado ahora como Obispo Presidente. Sus dones y habilidades lo recomiendan para esta obra y puede servir al grado en que su salud y vigor le sean extendidos. Él debe ser ordenado sin demora a este cargo.

6

Ray E. McClaran es llamado a continuar como consejero al Obispo Presidente. Su lealtad y servicio son aceptables y también debe ser ordenado tan pronto como sea factible.

7

Reconociendo la necesidad de completar la organización del Obispado tan pronto como sea posible, mi siervo, Norman E. Swails, es llamado a aceptar su lugar como consejero al Obispo Presidente y ser ordenado de acuerdo con la voluntad del cuerpo.


Por medio de otras palabras a la Iglesia, el Espíritu aconseja:

8

Yo, el Señor, estoy muy complacido con el progreso de sus preparativos hacia la edificación de mi templo en el Lugar Central. Los que se han preparado por medio de la capacitación y la educación para ayudar, sea dentro del cuerpo o no, serán bendecidos de acuerdo a su necesidad siempre y cuando ellos me busquen y llamen a mi nombre. Si así lo hicieren, entonces yo derramaré mi Espíritu sobre todos los obreros juntos, a fin de que un símbolo resplandeciente de mi amor y mis deseos para mi creación se levante en hermosura ante el mundo.

9

Sin embargo, no seáis levantados en orgullo mientras contempláis la obra de edificar, ni tampoco penséis levantar mi templo en vanidad. Los recursos que están siendo recogidos para su estructura física y programas de ministerio en muchos casos serán dados con gran sacrificio. Por lo tanto, deben ser usados prudentemente para que todo sea ofrecido con gozo, pero humildemente a un mundo en necesidad.

10

A la Iglesia se le advierte una vez más cesar las disputas sobre los asuntos de doctrina e interpretación de las Sagradas Escrituras. En cuanto sea necesario comentar algunas cuestiones, que se verifiquen con buena fe y donde se encuentren diferencias de opinión, permitan que los procedimientos y recursos en las leyes de la Iglesia sean utilizados, bajo la dirección de la Primera Presidencia, para que la unidad y la resolución de conflicto sean aprovechadas. Además se me ha dado a conocer que las instrucciones dadas el 10 de abril de 1986 son tal como si hubieran sido dadas ahora y deben ser observadas como dirección espiritual a la Iglesia:

11

Escuchen, oh pueblo mío de la Iglesia, Yo soy Jesucristo de quien ustedes han cantado y atestiguado y en cuyo nombre oran. Soy el espíritu de amor y de paz, el cual está en el mundo pero no es conocido por el mundo.

12

He escuchado sus oraciones que se han levantado a mí sin cesar, y he mandado mi ministerio de sanidad como una paloma para estar en medio de ustedes. Por lo tanto, eleven sus corazones y regocíjense en las promesas que se han dado para su aseguración. ¿No he dicho que es la buena voluntad del Padre daros el Reino?

13

A. Sin embargo, hay algunos de ustedes quienes han tenido miedo y renuencia para confiar en las instrucciones que, mi siervo, el profeta, ha dado para su dirección. Como consecuencia, algunos han vacilado y han perdido la fe.

B. En la medida en que esto ha sucedido, ustedes de mi Iglesia, han sufrido y perdido parte de la fuerza espiritual con la cual he anhelado dotarles para su ministerio.

14

Pero, sepan esto, mi pueblo. Mi Espíritu no siempre obrará con aquéllos que siguen resistiendo mi palabra. Estoy complacido con la medida de obediencia que muchos han dado, en fe, a las nuevas responsabilidades en el sacerdocio y el liderazgo. Para ellos están guardadas las recompensas y satisfacciones que el servicio en mi nombre siempre trae consigo

15

Los que se han permitido descarriar por otras voces tal vez nunca conozcan tal gozo. Sin embargo, deben ser asegurados que mi invitación de venir y ser recibidos se extiende ahora mismo para que las bendiciones del compañerismo y la participación en el cuerpo sean gozados de nuevo. ‘Vengan y sean reconciliados en mi cuerpo’ es la palabra de sanidad para aquéllos que están entristecidos y desanimados.

16

A. En muchos lugares donde son llamados a trabajar, las fuerzas de la oscuridad y la destrucción son activas de hecho, y parecen prevalecer. Sus corazones están agobiados por la magnitud de las tareas que os tocan en llevar la luz de mi evangelio en tanta oscuridad.

B. Sin embargo, he oído sus oraciones cuando me han clamado y he estado con ustedes en los lugares que ocupan. Conozco sus deseos de servirme y mi promesa es que al salir sus ofrendas de fe y servicio me son aceptables.

17

Por lo tanto, en todos sus esfuerzos, sigan confiando en mi gracia y respondan en amor a la dirección de mi Espíritu. Si vienen en unidad y amor, yo les bendeciré con un gran derramamiento de compasión, tanto los unos para los otros, como para el mundo al cual son enviados. Amén.

Wallace B. Smith
Presidente de la Iglesia

Independence, Estado de Missouri, EE.UU.,
12 de Abril de 1988