Sección 164

Mientras participaba con la iglesia en oración, discusión, y discernimiento acerca de asuntos importantes, percibí cada vez más fuerte una sensación de dirección divina acerca de las condiciones para la membresía y otras cuestiones urgentes. Un aspecto significativo de mi experiencia fue el del Espíritu Santo llevándome a considerar varios pasajes de las escrituras. Después de que examiné minuciosamente muchos pasajes, el Espíritu Santo centró mi atención en Gálatas 3:27-29:

“Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.”

Mientras examinaba este pasaje, el Espíritu me ayudó a ver dimensiones mucho más amplias de la gracia de Dios obrando a través de Cristo para transformar las relaciones humanas en un mundo dividido. Como resultado, tengo un testimonio incluso mayor que antes acerca del poder del evangelio de Cristo para dar vida a una nueva creación entre aquellos que se atreven a vivir su mensaje en una comunidad sagrada.

A medida que la importancia de lo que se estaba revelando se volvió más obvia, el Espíritu me llevó a considerar una serie de secciones de Doctrina y Pactos. Cada una abordaba dinámicas espirituales y relacionales de cómo ser un pueblo profético (por ejemplo, ver las Secciones 10:6, 147:77, 149:4, 161:5, 162:2, y 163:7). Éstas incluyen distinguir entre principios espirituales más universales y expresiones particulares de ellas dentro de los límites de la historia y compresión humana. Ser un pueblo profético guiado por la divinidad involucra –como una necesidad – reevaluar a veces algunas ideas y costumbres existentes para permitir entendimiento e interpretación adicionales bajo la guía del Espíritu.

Con este antecedente en mente, presento el siguiente consejo a la iglesia en respuesta a la guía del Espíritu de Dios. Presento este consejo con humildad, completamente consciente de mis limitaciones y debilidades, las cuales siempre llevo como una carga. También presento estas palabras con la plena convicción de su veracidad como una expresión del espíritu de sabiduría y revelación que fluye del ser eterno de Dios.

A los Concilios, Quórum, y Órdenes, a la Conferencia Mundial y a la Iglesia:

1

A todos los que activamente participaron en oración, discusión, y discernimiento acerca de asuntos importantes en la vida de la iglesia se les elogia por su respuesta fiel. Su esfuerzo disciplinado por abrir sus vidas más completamente al Espíritu de Dios en respuesta al llamado a ser un pueblo profético se ha vuelto una bendición para toda la iglesia. Su anhelo espiritual de luz y verdad ha creado un ambiente favorable para el movimiento del Espíritu a fin de proporcionar un consejo inspirado como una guía autorizada para la iglesia.

2

A. La instrucción dada anteriormente acerca del bautismo fue apropiada para asegurar el crecimiento y cohesión de la iglesia al inicio de su desarrollo y en los años siguientes. Sin embargo, como un creciente número ha llegado a entender, la acción redentora de Dios en Cristo – aunque única y expresada con autoridad a través de la iglesia– no está limitada solamente a la iglesia.

B. La gracia de Dios, revelada en Jesucristo, se mueve libremente por toda la creación, a menudo más allá de la percepción humana, para realizar propósitos divinos en la vida de las personas. En armonía con la voluntad de Dios, el Espíritu Santo lleva a algunas personas ya comprometidas con Jesucristo a través del bautismo cristiano a enfocar más su respuesta a través de la membresía con la iglesia.

C. Individuos previamente bautizados con agua en una actitud de humildad y arrepentimiento, y como una expresión de fe en Jesucristo pueden convertirse en miembros de la iglesia a través del sacramento de confirmación del Espíritu Santo.

D. La confirmación deberá estar precedida por un tiempo de preparación intencional que incluya el estudio de la misión, creencias y entendimiento del discipulado de la iglesia expresado a través del pacto con Dios y otros en comunidad sagrada.

E. Durante la oración de confirmación incluyan un reconocimiento de la gracia y autoridad de Jesucristo a través del cual ocurre el bautismo. También, den fe del ministerio del Espíritu Santo, el cual teje los dones de la gente en hermosos diseños de comunidad para enriquecer su discipulado y fortalecer el tejido de la iglesia.

3

A. Se insta a todos los miembros de la iglesia que examinen su nivel de compromiso bautismal. Dado que han sido bautizados y confirmados, sumérjanse completamente en la vida de siervos de Cristo.

B. Vivan diariamente el significado de su bautismo a medida que crecen en las habilidades y cualidades del discipulado. Apoyen activa y generosamente los ministerios de la iglesia, la cual fue establecida por la divinidad para restaurar el pacto de paz de Cristo, incluso la Sión de sus esperanzas.

C. El Cristo Eterno invita a quienes todavía no han experimentado las bendiciones del bautismo a “Seguirme en el camino de la rectitud y la paz”. Bautícense con agua y con el Espíritu y descubran su hogar espiritual como miembros completamente activos del cuerpo.


Algunos han continuado expresando preocupación acerca de cómo el sacramento de la Santa Cena debería llevarse a cabo. En otros lugares, se ha reducido el significado y poder potencial de este sacramento por falta de entendimiento y preparación. Debido a estas circunstancias, se da el siguiente consejo como lo aprueba el Espíritu:

4

A. Sirvan el sacramento de la Santa Cena a todos los seguidores comprometidos de Cristo como un testimonio visible de la amorosa fraternidad cristiana y el recuerdo compartido de la muerte y resurrección de Jesucristo. Los individuos pueden elegir recibir o no los emblemas según su fe y entendimiento en armonía con las guías proporcionadas por la Primera Presidencia.

B. Esta disposición pastoral no disminuye los significados adicionales asociados a este sacramento en la vida de la iglesia. Cuando la iglesia se reúna para la Comunión, destaquen la oportunidad de los miembros para reiterar su pacto bautismal, para reconciliar relaciones dañadas, y comprometerse juntos con la misión de la iglesia de promover comunidades de generosidad, justicia y paz.

C. Exploren todas las formas en que la Santa Cena puede convertir espiritualmente a la iglesia en una verdadera expresión viviente de la vida, sacrificio, resurrección, y continua presencia de Cristo. Inherente a este sacramento es el llamamiento divino de la iglesia a ser una ofrenda sacramental para la bendición, sanación y paz de la creación.


Cuestiones serias sobre el comportamiento y relaciones morales continúan surgiendo en muchas naciones. Estos asuntos son complejos y difíciles de entender fuera de sus escenarios particulares debido a las extraordinariamente diferentes historias culturales, costumbres, e interpretaciones de las escrituras. Por ejemplo, las cuestiones incluyen la sumisión de las mujeres, mutilación genital de las mujeres, novias infantiles, matrimonios forzados, y permisividad sexual. Incluyen rituales de limpieza y explotación de las viudas, fuertes conflictos sobre la atracción y relaciones entre personas del mismo sexo, y diversas definiciones legales, religiosas, y sociales del matrimonio, por mencionar sólo algunas.

Durante los últimos años la necesidad de resolver varias cuestiones morales y de justicia se ha intensificado y complicado más debido a la creciente diversidad internacional de la iglesia. Se ha dicho a la iglesia en consejos previos que se nos ha dado la lucha y los disfrutes de la diversidad para fines divinos (Doctrina y Pactos 162:4). En respuesta a mis súplicas en oración por luz con respecto a que los propósitos de Dios se resuelvan bien a través de nuestras difíciles luchas sobre varios asuntos, Dios misericordiosamente me bendijo con el siguiente consejo:

5

Es imperativo que entiendan que cuando verdaderamente se bautizan en Cristo se vuelven parte de una nueva creación. Al asumir la vida y mente de Cristo, cada vez más se ven a sí mismos y a otros desde una perspectiva transformada. Las antiguas maneras de definir a la gente por posición económica, clase social, sexo, o etnicidad ya no son fundamentales. A través del evangelio de Cristo una nueva comunidad de tolerancia, reconciliación, unidad en la diversidad, y amor está naciendo como una señal visible de la venida del reino de Dios.

6

A. Como es revelado en Cristo, Dios, el Creador de todo, en última instancia se interesa por los comportamientos y las relaciones que defienden el valor y dones de toda la gente y que protegen a los más vulnerables. Tales relaciones han de estar arraigadas en los principios de amor como el de Cristo, respeto mutuo, responsabilidad, justicia, pacto, y fidelidad, en contra los cuales no hay ley.

B. Si la iglesia entiende más plenamente estos principios y los aplica consistentemente, cuestiones que se presenten sobre la sexualidad humana responsable, identidades de género, papeles, relaciones, matrimonio y otras cuestiones, pueden resolverse según los propósitos divinos de Dios. Estén seguros, de que nada dentro de estos principios condona las relaciones egoístas, irresponsables, promiscuas, degradantes, o abusivas.

C. Cuando se enfrentan con cuestiones difíciles, muchos apropiadamente acuden a las escrituras para encontrar ideas e inspiración. Busquen en las escrituras la Palabra Viva que traiga vida, sanación, y esperanza para todos. Abracen y proclamen estas verdades liberadoras.

7

A. Una iglesia mundial profética tiene que desarrollar una consciencia y sensibilidad cultural para distinguir entre cuestiones que deberían ser abordadas por la Conferencia Mundial y aquellas que se resuelven mejor de manera nacional o en otras formas.

B. Los principios fundamentales de comportamiento y relaciones éticas deberán ser abordados por la Conferencia Mundial. La Conferencia no deberá decidir sobre políticas específicas para todas las naciones cuando esas decisiones probablemente causarán un daño serio en algunas de ellas.

C. Sin embargo, la solución oportuna de cuestiones urgentes en varias naciones es necesaria para que la obra restauradora del evangelio avance con todo su potencial. Por lo tanto, permitan que los oficiales apropiados de la Iglesia Mundial cumplan con sus llamamientos – como ya se ha estipulado en la ley de la iglesia– para crear e interpretar políticas de la iglesia que atiendan las necesidades de la iglesia en diferentes naciones en armonía con los principios contenidos en este consejo.

D. Donde sea posible y apropiado, convoquen conferencias nacionales o de campo para proporcionar oportunidades para un diálogo, entendimiento, y consenso más amplio. En esas reuniones, permitan que el espíritu de amor, justicia y verdad prevalezca.


El Concilio de los Doce y el Concilio de Presidentes de los Setenta han puesto atención de sobra a las instrucciones anteriores que pedían la mayor colaboración posible entre los principales quórums misioneros. Debido a sus diligentes esfuerzos para crear relaciones todavía más cercanas para fortalecer la misión evangelística y creadora de comunidad de la iglesia, estoy ahora en la libertad de presentar el siguiente consejo:

8

A. La importancia de evaluar y alinear las relaciones y papeles ministeriales para alcanzar a individuos y naciones más eficazmente con las verdades liberadoras del evangelio siempre le incumbe a la iglesia.

B. Para este propósito, el número de quórums de los setenta y presidentes de los setenta se puede ajustar a veces para responder a estrategias evangelísticas en campos apostólicos. La Primera Presidencia, de común acuerdo con el Concilio de los Doce y el Concilio de Presidentes de los Setenta, proporcionará procedimientos para determinar el número, composición, y papeles de los quórums de los Setenta y presidentes de los Setenta.

C. Permitan que los ministerios evangelísticos de la iglesia se aceleren.


Mientras terminaba este consejo, me detuve un momento para reposar con Dios en oración y meditación, buscando confirmación y claridad adicional. De ese tiempo consagrado con Dios, estas palabras finales de desafío y promesa surgieron inesperadamente y encontraron su lugar en este documento:

9

A. Amados hijos de la Restauración, su continua aventura de fe con Dios ha sido guiada por la divinidad, ha estado llena de acontecimientos, ha sido desafiante, y a veces sorpresiva para ustedes. Por la gracia de Dios, están listos para llevar a cabo la máxima visión de Dios para la iglesia.

B. Cuando su buena disposición para vivir en comunidad sagrada como la nueva creación de Cristo exceda su miedo natural a la transformación espiritual y relacional, se convertirán en quienes están llamados a ser. El nacimiento de Sión la hermosa, el reinado de paz de Cristo, espera su respuesta incondicional al llamado de hacer y mantener firmemente el pacto de paz de Dios en Jesucristo.

C. Este pacto implica una vida sacramental que respete y revele la presencia y actividad reconciliadora de Dios en la creación. Requiere una mayordomía de toda la vida dedicada a extender los ministerios restauradores de la iglesia, especialmente aquellos dedicados a afirmar el valor de las personas, proteger lo sagrado de la creación, y aliviar el sufrimiento físico y espiritual.

D. Si van a ser verdaderamente la Comunidad de Cristo, entonces encarnen y vivan las preocupaciones y pasión de Cristo.

E. Los desafíos y oportunidades son trascendentales ¿Permanecerán vacilantes en las sombras de sus miedos, inseguridades, y lealtades en conflicto? ¿O avanzarán en la luz de su visión y llamado inspirados por la divinidad?

F. La misión de Jesucristo es lo que más importa en el viaje por venir.


Las cargas del oficio profético se han incrementado dramáticamente desde la última Conferencia Mundial. Sin embargo, mi dedicación a la iglesia, mi amor por nuestra gente, y mi convicción con respecto al llamado divino de la iglesia no han disminuido, sino que se han vuelto más fuertes.

Con profunda confianza en la capacidad espiritual y madurez de la iglesia, les entrego las palabras de este consejo para consideración en oración y continuo discernimiento. A medida que continuemos juntos nuestro viaje, que el misericordioso Espíritu que me bendijo del mismo modo bendiga a aquellos que buscan la afirmación divina de este consejo.

Stephen M. Veazey
Presidente de la Iglesia

Independence, Estado de Missouri, EE.UU.,
11 de Abril de 2010