Sección 28

1

A. Escuchad la voz de Jesucristo, vuestro Redentor, el gran YO SOY, cuyo brazo de misericordia ha expiado vuestros pecados, quien juntará a Su pueblo como una gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, como también a todos cuantos escucharen mi voz, se humillaren ante mí, y me invocaren en potente oración.

B. He aquí, de cierto, de cierto os digo, que ahora vuestros pecados os son perdonados, y por ello recibís estas cosas; pero acordaos de no pecar más, no sea que os sobrevengan peligros.

2

A. De cierto os digo, que sois escogidos de entre el mundo para anunciar mi evangelio con el son de alegría, como con la voz de una trompeta.

B. Elevad vuestros corazones y alegraos, porque estoy en medio de vosotros, y soy vuestro abogado para con el Padre; y es Su buena voluntad daros el reino.

C. Como está escrito: Todo cuanto pidiereis con fe, unidos en oración según mi mandamiento, lo recibiréis; y sois llamados a efectuar el recogimiento de mis elegidos, porque mis escogidos oyen mi
voz y no endurecen sus corazones.

D. Por esta razón el decreto ha sido dado por el Padre de que serán congregados en un solo lugar, sobre la faz de esta tierra, para preparar sus corazones, y prepararse en todas las cosas para el día en que la tribulación y la desolación se derramarán sobre los inicuos;

E. Porque la hora está cerca y el día está por llegar cuando el mundo estará maduro; y todos los soberbios y los hacedores de iniquidad serán como rastrojo, y los consumiré con fuego, dice el Señor de los Ejércitos, para que la iniquidad no exista sobre la tierra;

F. Porque la hora se acerca, y lo que ha sido dicho por mis apóstoles tiene que cumplirse; porque tal como lo predijeron, así acontecerá;

G. Porque con poder y gran gloria me revelaré desde los cielos, con todas sus huestes, y moraré en justicia sobre la tierra con los hombres durante mil años, y los inicuos no permanecerán.

3

A. Y de nuevo, de cierto, de cierto os digo, por la voluntad del Padre ha salido en un decreto firme,

B. Que mis apóstoles, los doce que estuvieron conmigo durante mi ministerio en Jerusalén, se hallarán a mi diestra en el día cuando yo venga en una columna de fuego, ataviados con ropas de rectitud, con coronas sobre sus cabezas, en gloria aun como yo estoy, para juzgar a toda la casa de Israel, a todos cuantos me hayan amado y hayan guardado mis mandamientos, y a ninguno más;

C. Porque se oirá el sonido largo y fuerte de una trompeta, tal como en el Monte Sinaí, y toda la tierra temblará, y resucitarán, si, aquellos que murieron en mí, para recibir una corona de rectitud, y ser revestidos aun como yo, para estar conmigo, a fin de que seamos uno.

4

A. Mas, he aquí, os digo, que antes que llegue este gran día, el sol se obscurecerá, la luna se volverá como sangre, y las estrellas caerán del cielo.

B. Habrá señales mayores arriba en los cielos, y abajo en la tierra; habrá lloros y lamentos entre las multitudes de los hombres; se enviará una inmensa granizada para destruir las cosechas de la tierra;

C. Y sucederá que, a causa de la iniquidad del mundo, me vengaré de los inicuos, porque rehusarán arrepentirse; pues el cáliz de mi indignación está lleno; y he aquí, mi sangre no los limpiará si no me escucharen.

5

A. Por lo tanto, yo, Dios el Señor, enviaré moscas sobre la faz de la tierra, las cuales se apoderarán de sus habitantes, comerán su carne, y harán que gusanos se críen en ellos.

B. Las lenguas de estos inicuos quedarán paralizadas de tal manera que no hablarán contra mí. Sus carnes se caerán de los huesos, y se les saldrán los ojos de las cuencas; y sucederá que las bestias del bosque y las aves del aire los devorarán.

C. La iglesia grande y abominable, la cual es la ramera de toda la tierra, será derrumbada por un fuego devorador, conforme a lo que fue anunciado por boca de Ezequiel el profeta, quien habló de estas cosas, las cuales no han acontecido pero, vivo yo, ciertamente tienen que suceder, porque la abominación no ha de prevalecer.

6

A. Además, de cierto, de cierto os digo, que cuando hayan terminado los mil años y los hombres de nuevo comenzaren a negar a su Dios, entonces tendré misericordia para con la tierra, pero solamente por poco tiempo;

B. Y luego vendrá el fin, y los cielos y la tierra serán consumidos y pasarán, y habrá un cielo nuevo y una tierra nueva.

C. Todas las cosas viejas pasarán, y todo será nuevo, aun los cielos y la tierra, con toda su plenitud, tanto los hombres como las bestias, las aves del aire, y los peces del mar.

D. Ni un cabello ni una mota se perderán, porque todo es obra de mis manos.

7

A. Mas, he aquí, de cierto os digo que antes de que el mundo pase, Miguel, mi arcángel, tocará su trompeta, y entonces todos los muertos se despertarán, porque se abrirán sus sepulcros, sí, saldrán todos ellos.

B. Los fieles serán reunidos a mi diestra para la vida eterna; y a los inicuos, a mí siniestra, me avergonzaré de reconocerlos como mis fieles ante el Padre;

C. Por lo tanto, les diré: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles.

8

A. Y ahora, he aquí, os digo: Nunca, en ninguna ocasión, he declarado por mi propia boca que volverían, porque no pueden venir donde yo estoy, pues no tienen poder;

B. Mas recordad que no todos mis juicios son dados a los hombres; y tal como las palabras han salido de mi boca, así se cumplirán:

C. Que lo primero será postrero, y lo postrero será primero, en todas las cosas que he creado por la palabra de mi poder, la cual es el poder de mi Espíritu; puesto que por el poder de mi Espíritu las he creado.

D. Sí, todas las cosas, tanto espirituales como temporales; primero espiritualmente, y en segundo lugar temporalmente, que es el comienzo de mi obra; y de nuevo, primero temporalmente, y en segundo lugar espiritualmente, que es lo postrero de mi obra;

E. Hablándoos para que podáis entender naturalmente, mas para mí, mis obras no tienen fin, ni principio; pero se os imparte a vosotros para que comprendáis, porque me lo habéis preguntado y estáis de acuerdo.

9

A. Por lo tanto, de cierto os digo, que para mí todas las cosas son espirituales, y en ninguna ocasión os he dado una ley que fuese temporal, ni a ningún hombre, ni a los hijos de los hombres, ni a Adán, vuestro padre, a quien cree.

B. He aquí, le concedí que actuara por su propia voluntad; y le di mandamientos, pero no le di ningún mandamiento temporal;

C. Porque mis mandamientos son espirituales; no son naturales ni temporales, ni tampoco carnales ni sensuales.

10

A. Y ocurrió que siendo Adán tentado por el diablo, porque he aquí, el diablo existió antes que Adán, pues aquél se rebeló contra mí, diciendo:

B. “Dame tu honra”, la cual es mi poder; y también él apartó de mí a la tercera parte de las huestes de los cielos, a causa de sus libres albedríos;

C. Y fueron echados abajo, y así se convirtieron en el diablo y sus ángeles; y, he aquí, hay un lugar preparado para ellos desde el principio, el cual es el infierno.

D. Es necesario que el diablo tiente a los hijos de los hombres, o éstos no podrían actuar por su propia voluntad; porque si nunca tuviesen lo amargo, no podrían conocer lo dulce.

11

A. Por lo tanto, sucedió que el diablo tentó a Adán, y Adán tomó del fruto prohibido y transgredió el mandamiento, con el resultado que vino a quedar sujeto a la voluntad del diablo, porque cedió a la tentación.

B. Por consiguiente, yo, el Señor, hice que fuese arrojado del huerto de Edén, y de mi presencia, a causa de su transgresión;

C. Por lo cual vino a morir espiritualmente; ésta es la primera muerte, o sea la misma que será la última muerte, que es también espiritual, y que se pronunciará contra los inicuos, cuando yo les diga: Apartaos, malditos.

12

A. Mas, he aquí, os digo que yo, Dios el Señor, les concedí a Adán y a su simiente que no muriesen en cuanto a la muerte temporal, hasta que yo, Dios el Señor, les enviara ángeles para declararles el arrepentimiento y la redención, mediante la fe en el nombre de mi Hijo Unigénito;

B. Así fue que yo, Dios el Señor, le señalé al hombre los días de su probación;

C. Para que por su muerte natural, todos cuantos creyeren, pudieren ser levantados en inmortalidad para vida eterna; y quienes no creyeren, para la condenación eterna;

D. Porque éstos no pueden ser redimidos de su caída espiritual, porque no se arrepienten, porque aman las tinieblas más que la luz, y sus obras son inicuas, y reciben su salario de quien desean obedecer.

13

A. Pero, he aquí, os digo que los niños pequeños quedan redimidos desde la fundación del mundo, por medio de mi Unigénito; por lo tanto, no pueden pecar, porque a Satanás no le es dado el poder de tentar a los niños pequeños sino después de que empiezan a ser responsables ante mí;

B. Porque se les imparte de acuerdo con mi propia voluntad, conforme a lo que juzgo oportuno, a fin de que se requieran grandes cosas de las manos de sus padres.

14

A. Además, os pregunto: ¿A quién de los que tienen conocimiento no le he mandado que se arrepienta?

B. Con quien no tiene entendimiento, me corresponde a mí obrar con él de acuerdo con lo que está escrito.

C. Ahora, no os declaro más en esta ocasión. Amén.