Sección 30

1

A. Tomás, hijo mío, bendito eres a causa de tu fe en mi obra.

B. He aquí, has padecido muchas aflicciones a causa de tu familia; no obstante, te bendeciré a ti y a tu familia; si, bendeciré a tus niñitos, y vendrá el día en que creerán y conocerán la verdad, y contigo serán uno en mi Iglesia.

2

A. Eleva tu corazón y regocíjate, porque ha llegado la hora de tu misión; y tu lengua será suelta, y proclamarás buenas nuevas de gran gozo a esta generación.

B. Proclamarás las cosas que le han sido reveladas a mi siervo José Smith, hijo.

C. Comenzarás desde ahora a predicar; sí, a cosechar en el campo, que está blanco, ya listo para quemarse.

D. Por lo tanto, mete tu hoz con toda tu alma; y tus pecados te son perdonados; y será cargada de gavillas tu espalda, porque el obrero es digno de su salario. Por consiguiente, tu familia vivirá.

3

A. He aquí, de cierto te digo: Sepárate de ellos solamente por poco tiempo, y proclama mi palabra, y yo prepararé un lugar para ellos; si, abriré los corazones de la gente, y te recibirán.

B. Por tu mano estableceré una congregación de la Iglesia. Fortalecerás a los miembros y los prepararás para el tiempo cuando serán recogidos.

C. Sé paciente en las aflicciones. No vituperes a los que vituperen. Gobierna tu casa con mansedumbre y sé constante.

4

A. He aquí, te digo que serás como un médico para la Iglesia, pero no para los del mundo, porque no te recibirán.

B. Sigue tu camino, dondequiera que sea mi voluntad, y serás instruido por el Consolador qué has de hacer y adónde has de ir.

C. Ora siempre, no sea que entres en tentación y pierdas tu galardón. Sé fiel hasta el fin y, he aquí, estaré contigo.

D. Estas palabras no son de hombre ni de hombres, sino que son mías, o sea de Jesucristo, tu Redentor, por la voluntad del Padre. Amén.