Sección 36

1

A. Sucedió que Enoc continuó sus palabras, diciendo: He aquí, nuestro padre Adán enseñó estas cosas y muchos han creído y han llegado a ser hijos de Dios, y muchos no han creído, y han perecido en sus pecados, y con temor esperan en tormento que la ardiente indignación de la ira de Dios se derrame sobre ellos.

B. A partir de entonces, Enoc empezó a profetizar, diciendo al pueblo: Mientras yo viajaba y me hallaba en el lugar llamado Manhújah, clamé al Señor, y vino una voz de los cielos que decía: Vuélvete y sube al monte de Simeón.

C. Y aconteció que me volví y subí al monte, y mientras estaba en el monte, vi abrirse los cielos y fui revestido de gloria, y vi al Señor.

D. Estaba delante de mí, y habló conmigo, tal como un hombre habla con otro, cara a cara; y me dijo: Mira, te mostraré el mundo por espacio de muchas generaciones.

E. Miré hacia el valle de Shum, y he aquí, vi un pueblo numeroso que habitaba en tiendas, el cual era el pueblo de Shum.

F. Y de nuevo me dijo el Señor: Mira, y miré hacia el norte, y vi al pueblo de Cainán, que vivía en tiendas.

G. Y el Señor me dijo: Profetiza; y yo profeticé, diciendo: He aquí, el pueblo de Cainán, que es numeroso, saldrá en orden de batalla contra el pueblo de Shum, y los matará hasta destruirlos por completo;

H. Y el pueblo de Cainán se esparcirá por la tierra, y la tierra será estéril e infructuosa, y ningún otro pueblo morará allí salvo el pueblo de Cainán; porque, he aquí, el Señor maldecirá la tierra con mucho calor, y su esterilidad continuará para siempre.

I. Y les vino tal negrura a todos los hijos de Cainán, que fueron despreciados entre toda la gente.

J. Y aconteció que el Señor me dijo: Mira, y miré y vi las tierras de Sarón, Enoc, Omner, Hení, Sem, Haner, Hananíah, y todos los habitantes de estas tierras.

K. Luego el Señor me dijo: Ve a esta gente y diles que se arrepientan; no sea que venga yo y los hiera con una maldición, y mueran.

L. Y me dio un mandamiento, que yo bautizara en el nombre del Padre, y del Hijo, quien es lleno de gracia y de verdad, y en el nombre del Espíritu Santo, el cual da testimonio del Padre y del Hijo.

2

A. Y aconteció que Enoc siguió exhortando a todo el pueblo al arrepentimiento, con excepción del pueblo de Cainán.

B. Tan grande fue la fe de Enoc, que dirigió al pueblo de Dios, y cuando sus enemigos salieron a batallar contra ellos, él pronunció la palabra del Señor, y la tierra tembló, las montañas huyeron, aun de acuerdo con su mandato,

C. Los ríos se desviaron de sus cauces, se oyó el rugido de los leones en las soledades, y todas las naciones temieron grandemente, tan poderosa fue la palabra de Enoc, y tan grande el poder de lenguaje que Dios le había dado.

D. También surgió una tierra de la profundidad del mar; y tan grande fue el temor de los enemigos del pueblo de Dios, que huyeron y se fueron muy lejos, y llegaron a la tierra que surgió de las profundidades del mar.

E. Los gigantes de la tierra también se retiraron lejos; y cayó una maldición sobre todo el pueblo que luchaba contra Dios.

F. Desde aquel tiempo en adelante, hubo guerras y derramamientos de sangre entre los inicuos.

G. Mas el Señor vino y moró con Su pueblo, y vivieron en rectitud. El temor del Señor cayó sobre todas las naciones, tan grande era la gloria del Señor que cubría a Su pueblo. Y el Señor bendijo la tierra, y los Suyos fueron bendecidos sobre las montañas, y en los lugares altos, florecieron.

H. El Señor llamó a Su pueblo Sión, porque eran de un corazón y una voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos;

I. Y Enoc siguió predicando en rectitud al pueblo de Dios.

3

A. Y sucedió que en sus días edificó una ciudad, la cual se llamó la Ciudad de Santidad, o sea SIÓN.

B. Y aconteció que Enoc habló con el Señor, y le dijo: Ciertamente, Sión morará con seguridad para siempre.

C. Mas el Señor le dijo a Enoc: He bendecido a Sión, pero he maldecido al resto del pueblo.

D. Y sucedió que el Señor le mostró a Enoc todos los habitantes de la tierra; y miró, y he aquí, con el transcurso del tiempo, Sión fue elevada al cielo.

4

El Señor le dijo a Enoc: He aquí mi morada para siempre. Luego Enoc también vio el resto de los del pueblo, los cuales eran los hijos de Adán; y eran una mezcla de toda la simiente de Adán, salvo la de Caín, porque los de la simiente de Caín eran negros, y no hallaban cabida entre los otros.

5

A. Después que Sión fue elevada al cielo, Enoc miró, y he aquí de veras, todas las naciones de la tierra estaban delante de él.

B. Y vino una generación tras otra, y Enoc fue elevado y ensalzado, aun hasta el seno del Padre y del Hijo del Hombre; y he aquí, el poder de Satanás se extendía sobre toda la faz de la tierra.

C. Y Enoc vio que ángeles descendían del cielo; y oyó una voz fuerte que decía: ¡Ay de los habitantes de la tierra!

D. Y vio a Satanás, y éste tenía en su mano una gran cadena que cubrió toda la faz de la tierra con un manto de obscuridad; y Satanás miró hacia arriba, y se rió, y sus ángeles se regocijaron.

6

A. Enoc vio que ángeles descendían del cielo, dando testimonio del Padre y del Hijo; y el Espíritu Santo descendió sobre muchos, y fueron arrebatados hasta Sión, por los poderes del cielo.

B. Y sucedió que el Dios del cielo miró al resto del pueblo, y lloró, y Enoc dio testimonio de ello, diciendo: ¿Cómo es que los cielos lloran, y derraman sus lágrimas como la lluvia sobre las montañas?

C. Y Enoc le preguntó al Señor: ¿Cómo es que puedes llorar, siendo como eres, santo y desde toda eternidad hasta toda eternidad?

D. Y si fuera posible que el hombre pudiese contar las partículas de la tierra y de millones de tierras como ésta, no sería ni el principio del número de tus creaciones;

E. Y tus cortinas siguen desplegadas, y aún así estás allí, y tu seno está allí; y también eres justo, misericordioso y benigno para siempre.

F. De entre todas tus creaciones te has llevado a Sión a tu propio seno, desde toda eternidad hasta toda eternidad, y nada sino paz, justicia y verdad es la habitación de tu trono; y la misericordia irá delante de tu faz y no tendrá fin. ¿Cómo es que puedes llorar?

7

A. El Señor le contestó a Enoc: He allí a tus hermanos; son la obra de mis propias manos, y yo les di su conocimiento en el día que los creé;

B. Y en el huerto de Edén le di al hombre su libre albedrío; y les he dicho a tus hermanos, y también les he mandado que se amen los unos a los otros, y que me prefieran a mí, su Padre;

C. Pero, he aquí, no tienen afecto y aborrecen a sus propios semejantes, y el fuego de mi indignación está encendido contra ellos; y en mi ardiente enojo enviaré los diluvios sobre ellos, porque mi ardiente ira se halla encendida en su contra.

D. He aquí, yo soy Dios; Varón de Santidad me llamo; Varón de Consejo es mi nombre; Infinito y Eterno también son nombres míos.

E. Por lo tanto, puedo extender las manos y abarcar todas las creaciones que he hecho, y mis ojos las pueden traspasar también, y jamás ha habido tanta iniquidad en toda la obra de mis manos como entre tus hermanos; pero he aquí, sus pecados serán sobre la cabeza de sus padres.

F. Satanás será su padre y la desventura será su destino; y todos los cielos llorarán por ellos, aun toda la obra de mis manos.

G. Así que ¿no han de llorar los cielos, viendo que estos inicuos han de sufrir?

H. Mas, he aquí, éstos a quienes ven tus ojos, perecerán en los diluvios; y he aquí, los encarcelaré; he preparado una prisión para ellos.

I. Aquél a quien he escogido padece por los pecados de ellos, y ha intercedido en favor de ellos ante mi faz. A menos que se arrepintieren se hallarán en tormento hasta el día en que mi Escogido vuelva a mí.

J. Así pues, por esto llorarán los cielos; sí, y toda la obra de mis manos.

8

A. Y aconteció que el Señor le habló a Enoc, y le refirió todos los hechos de los hijos de los hombres.

B. De manera que Enoc supo y vio la abominación y las aflicciones de ellos, y lloró, extendió sus brazos, se ensanchó su corazón como la anchura de la eternidad, y se conmovieron sus entrañas; y toda la eternidad tembló.

C. Enoc también vio a Noé y su familia, y que la posteridad de todos los hijos de Noé se salvaría con una salvación temporal.

D. De modo que Enoc vio que Noé construyó un arca, y que el Señor se mostró propicio a ella, y la sostuvo en Su propia mano; mas sobre el resto que eran inicuos, las aguas del diluvio vinieron y se los tragaron.

E. Cuando Enoc vio esto, sintió amargura dentro de su alma, y lloró por sus hermanos, y dijo a los cielos: No puedo ser consolado. Mas el Señor le dijo a Enoc: Eleva tu corazón, regocíjate y mira.

9

A. Y sucedió que Enoc miró, y vio a todas las familias de la tierra desde el tiempo de Noé; y clamó al Señor, preguntando: ¿Cuándo vendrá el día del Señor?

B. ¿Cuándo se derramará la sangre del Santo, a fin de que todos los que lloran sean santificados y tengan vida eterna?

C. El Señor le contestó: Será en el meridiano de los tiempos, en los días de iniquidad y venganza.

D. Y he aquí, Enoc vio el día de la venida del Hijo del Hombre, aun en la carne; y se regocijó su alma y él dijo: El Hijo es levantado, e inmolado el Cordero desde la fundación del mundo; y mediante la fe estoy en el seno del Padre, y he aquí, ¡Sión está conmigo!

10

A. Y aconteció que Enoc miró hacia la tierra y oyó una voz que salía de las entrañas de la tierra que decía: ¡Ay, ay de mí, la madre de los hombres! ¡Estoy adolorida, estoy fatigada por culpa de la iniquidad de mis hijos!

B. ¿Cuándo descansaré y quedaré limpia de la inmundicia que de mí ha salido? ¿Cuándo me santificará mi Creador para que pueda descansar, y por un tiempo more la rectitud sobre mi faz?

C. Cuando Enoc oyó que la tierra se lamentaba, él lloró, y clamó al Señor: Oh, Señor, ¿no tendrás compasión de la tierra? ¿No querrás bendecir a los hijos de Noé?

D. Y sucedió que Enoc continuó su clamor al Señor, diciendo: Te ruego, oh Señor, en el nombre de tu Unigénito, aun Jesucristo, que tengas misericordia de Noé y de su simiente, para que las aguas jamás vuelvan a cubrir la tierra.

E. Y el Señor no pudo negárselo e hizo pacto con Enoc, y le hizo juramento de que contendría las aguas; y que llamaría a los hijos de Noé.

F. Y Él expidió un decreto inalterable, que un resto de la simiente de Noé siempre se hallaría entre todas las naciones, mientras existiese la tierra.

G. El Señor dijo: Bendito es aquél a través de cuya simiente vendrá el Mesías; porque dice: Yo soy el Mesías, el Rey de Sión; la Roca de los Cielos, quien abarca toda la eternidad.

H. Quien entrare por la puerta y subiere por mí, jamás caerá; por lo tanto, benditos son aquéllos de quienes he hablado, porque vendrán con cánticos de gozo sempiterno.

11

A. Y aconteció que Enoc clamó al Señor, preguntando: ¿Descansará la tierra cuando el Hijo del Hombre venga en la carne? Te ruego que me muestres estas cosas.

B. El Señor le contestó a Enoc: Mira; y al mirar, vio que fue levantado el Hijo del Hombre sobre la cruz, a la manera de los hombres; y oyó una fuerte voz; los cielos se cubrieron, todas las creaciones de Dios se lamentaron, la tierra gimió, y se hendieron los peñascos;

C. Se levantaron los santos, y fueron coronados a la diestra del Hijo del Hombre con coronas de gloria; todos los espíritus que estaban en la prisión salieron, y se pusieron a la diestra de Dios; y los demás fueron guardados en cadenas de tinieblas hasta el juicio del gran día.

D. Otra vez lloró Enoc y clamó al Señor: ¿Cuándo descansará la tierra?

12

A. Y Enoc vio al Hijo del Hombre ascender al Padre; y Enoc invocó al Señor, preguntando: ¿No vendrás otra vez sobre la tierra? Por cuanto tú eres Dios, y te conozco, y me has jurado y me has mandado que pida en el nombre de tu Unigénito.

B. Tú me has creado, y me has dado el derecho de acercarme a tu trono, y no por mí mismo, sino mediante tu propia gracia; por consiguiente te pregunto si no volverás otra vez a la tierra.

C. El Señor respondió a Enoc: Vivo yo que vendré en los últimos días, en los días de iniquidad y venganza, para cumplir el juramento que te hice concerniente a los hijos de Noé;

D. Y vendrá el día en que descansará la tierra, pero antes de ese día se obscurecerán los cielos y un manto de tinieblas cubrirá la tierra;

E. Temblarán los cielos y también la tierra; habrá grandes tribulaciones entre los hijos de los hombres, pero preservaré a mi pueblo; y enviaré rectitud desde los cielos, haré que la verdad brote de la tierra para dar testimonio de mi Unigénito, y de Su resurrección de los muertos; sí, y también de la resurrección de todos los hombres.

F. Haré que la rectitud y la verdad aneguen la tierra como un diluvio, para recoger a mis escogidos de los cuatro puntos de la tierra en un lugar que yo he de preparar.

G. Una ciudad santa, para que mi pueblo se apareje bien y espere el tiempo de mi venida; porque allí estará mi tabernáculo, y se llamará Sión, una Nueva Jerusalén.

13

A. Además el Señor le dijo a Enoc: Entonces tú y toda tu ciudad os reuniréis con ellos allí, y los recibiremos en nuestro seno, y ellos nos verán, y los abrazaremos a ellos, y ellos a nosotros, y nos besaremos los unos a los otros.

B. Allí será mi morada, y será Sión, la cual saldrá de todas las creaciones que he hecho; y por espacio de mil años la tierra descansará.

14

A. Y sucedió que Enoc vio los tiempos de la venida del Hijo del Hombre, en los últimos días, para morar en rectitud sobre la tierra por espacio de mil años.

B. Pero antes de ese día vio Enoc grandes tribulaciones entre los inicuos; y también vio que el mar se agitaba, y que los corazones de los hombres desfallecían, pues esperaban con temor los juicios del Dios Todopoderoso que habían de sobrevenir a los inicuos.

C. El Señor le mostró a Enoc todas las cosas, aun hasta el fin del mundo; y vio el día de los fieles, la hora de su redención; y recibió una plenitud de gozo.

D. En tiempos de Enoc, todos los días de Sión fueron trescientos sesenta y cinco años.

E. Enoc y todo su pueblo anduvieron con Dios, y Él habitó en medio de Sión; y aconteció que Sión no fue más, porque Dios la recibió en Su propio seno; y desde entonces corrió el dicho: Sión ha huido.