Sección 63

1

A. Escuchad, oh pueblo mío, abrid vuestros corazones, y prestad atención desde lejos; y escuchad, vosotros, los que os llamáis el pueblo del Señor; oíd Su palabra y Su voluntad con respecto a vosotros.

B. Sí, de cierto os digo: Oíd la voz de Aquél cuya ira está encendida contra los inicuos y los rebeldes;

C. Quien se lleva a los que Él quiere tomar, y mantiene en vida a los que Él quiere preservar; Él que edifica según Su propia voluntad y beneplácito; y destruye cuando a Él le parece bien, y tiene poder de echar abajo el alma al infierno.

2

A. He aquí, yo, el Señor, hablo y mi voz será obedecida.

B. Por lo tanto, de cierto digo: Que atienda el inicuo, y el rebelde tema y tiemble, y los incrédulos guarden silencio, porque el día de la ira les sobrevendrá como un torbellino, y toda carne sabrá que yo soy Dios.

C. El que pide señales, verá señales, mas no para la salvación.

3

A. De cierto os digo: Entre vosotros hay, y los ha habido desde el principio, quienes piden señales; pero, he aquí, la fe no viene por las señales, mas las señales siguen a los que creen.

B. Sí, las señales vienen por la fe, no por la voluntad de los hombres, ni según a ellos les place, sino por la voluntad de Dios.

C. Sí, las señales vienen por la fe para hacer obras prodigiosas, porque sin fe nadie agrada a Dios; y con quien Dios está enojado, Él no está muy complacido; por lo tanto, no le muestra ninguna señal, sino con ira, para su condenación.

4

A. Por tanto, yo, el Señor, no estoy complacido con aquéllos de entre vosotros que han pedido señales y prodigios para que así obtengan fe, y no por el bien de los hombres para mi gloria; no obstante, di mandamientos y muchos se han apartado de mis mandamientos y no los han guardado.

B. Entre vosotros hubo adúlteros y adúlteras, algunos de los cuales se han apartado de vosotros, y aún permanecen con vosotros otros que más adelante serán descubiertos.

C. Que se precavan los tales y se arrepientan prestamente, no sea que el juicio les sobrevenga como una trampa, y se ponga de manifiesto su insensatez, y sus obras los sigan ante los ojos del pueblo.

5

A. De cierto os digo, como antes afirmé: El que mirare a una mujer para codiciarla, o si algunos cometieren adulterio en sus corazones, no tendrán el Espíritu, sino que negarán la fe y temerán.

B. Por lo tanto, yo, el Señor, he dicho que los temerosos, los incrédulos, todos los mentirosos, quienesquiera que aman y hacen mentiras, los fornicarios, y los hechiceros, tendrán su parte en aquel lago que arde con fuego y azufre, el cual es la muerte segunda.

C. De cierto os digo que no tendrán parte en la primera resurrección.

6

A. Ahora, he aquí, yo, el Señor, os digo que no sois justificados porque estas cosas existen entre vosotros.

B. No obstante, el que perseverare con fe e hiciere mi voluntad, éste vencerá y recibirá una herencia sobre la tierra, cuando viniere el día de la transfiguración; cuando la tierra será transfigurada con el modelo que les fue mostrado a mis apóstoles sobre el monte. El relato de este acontecimiento aún no lo habéis recibido en su plenitud.

7

A. Ahora, de cierto os digo, que como dije que yo os haría saber mi voluntad, he aquí, os la haré saber, no por vía de mandamiento, porque hay muchos que no cuidan de guardar mis mandamientos.

B. Pero a quien guardare mis mandamientos, le revelaré los misterios de mi reino, los cuales serán para él como un pozo de aguas vivas, brotando para impartir vida eterna.

8

A. Ahora, he aquí, ésta es la voluntad del Señor vuestro Dios, en lo tocante a Sus miembros de Su Iglesia: Que se reúnan en la tierra de Sión, pero sin prisa, para que no haya confusión, lo cual trae pestilencia.

B. He aquí, la tierra de Sión, yo, el Señor, la tengo en mis propias manos; sin embargo, yo, el Señor doy a César las cosas que son de César.

C. Por lo tanto, yo, el Señor, quiero que compréis las tierras, para que tengáis esta ventaja ante el mundo, y así para que podáis sostener vuestros derechos entre los del mundo, y para que ellos no sean provocados a la ira;

D. Porque Satanás pone en sus corazones que tengan cólera contra vosotros, y que haya derramamiento de sangre. Por consiguiente, no se obtendrá la tierra de Sión sino por compra o por sangre, de otro modo no habrá heredad para vosotros.

E. Si fuere por compra, he aquí, benditos sois; y si fuere por sangre, puesto que os es prohibido verter sangre, he aquí, vuestros enemigos caerán sobre vosotros, y seréis hostigados de ciudad en ciudad, y de templo en templo, y sólo unos pocos quedarán para recibir una heredad.

9

A. Yo, el Señor, estoy enojado con los inicuos; estoy negando mi Espíritu a los habitantes de la tierra.

B. He jurado en mi ira, y he decretado guerras sobre la faz de la tierra, y los inicuos matarán a los inicuos, y el temor caerá sobre todo hombre, y aun los miembros de la Iglesia apenas escaparán.

C. No obstante, yo, el Señor, estoy con éstos y bajaré de los cielos, de la presencia de mi Padre, y destruiré a los inicuos con un fuego que nunca se apagará.

D. He aquí, la hora para esto aún no ha llegado, pero acontecerá más adelante; por lo tanto, visto que yo, el Señor, he decretado todas estas cosas sobre la faz de la tierra, es mi voluntad que los miembros de mi Iglesia se congreguen en la tierra de Sión.

E. Que cada persona eche mano de la rectitud, y fortifique su vida con la fidelidad, y alce una voz de amonestación a los habitantes de la tierra; y declare, tanto por la palabra como por el recogimiento a Sión, que la desolación sobrevendrá a los inicuos.

F. Por consiguiente, que mis discípulos en Kirtland, quienes moran en esta granja, arreglen sus asuntos temporales.

10

A. Que mi siervo Tito Billings disponga del terreno que tiene a su cargo, para que en la primavera entrante pueda estar preparado para hacer su viaje a la tierra de Sión, junto con los que moran sobre dicho terreno, salvo aquéllos que yo reservare para mí, los cuales no saldrán hasta que yo los mande.

B. Que todo el dinero que se pueda contribuir, me es igual que sea mucho o poco, sea remitido a la tierra de Sión, a cargo de aquéllos a quienes he designado para recibirlo.

11

He aquí, yo, el Señor, le daré a mi siervo José Smith hijo, un poder que le permita discernir, por medio del Espíritu Santo, a los que han de subir a la tierra de Sión, y a ésos de mis discípulos que aplazarán su partida.

12

A. Que mi siervo Newell K. Whitney retenga su tienda, o dicho de otro modo, se quedará con su tienda durante una corta temporada todavía. Sin embargo, que él dé todo el dinero que pueda dar, para que sea remitido a la tierra de Sión.

B. He aquí, estas cosas están en sus propias manos; que obre, pues, según la sabiduría.

C. De cierto os digo: Que se le ordene agente de los discípulos que aplazarán su partida, y que se le confiera este poder; y ahora, que él visite cuanto antes las congregaciones, junto con mi siervo Oliverio Cowdery, exponiéndoles estas cosas.

D. He aquí, ésta es mi voluntad para obtener dinero tal como lo he indicado.

13

A. El que fuere fiel y perseverare, vencerá al mundo.

B. El que enviare tesoros a la tierra de Sión, recibirá una heredad en este mundo, y sus obras le acompañarán; así como una recompensa en el mundo venidero.

C. Sí, y benditos son los que murieren en el Señor desde ahora en adelante. Cuando venga el Señor y las cosas viejas pasen, y todas las cosas sean hechas nuevas,

D. Entonces ellos resucitarán de entre los muertos y no morirán después, y recibirán una herencia ante el Señor en la ciudad santa. Bendito es el que hubiere guardado la fe y viviere cuando el Señor venga; sin embargo le está establecido que muera a la edad del hombre.

E. Por lo tanto, los niños crecerán hasta envejecer, y los ancianos morirán; mas no dormirán en el polvo, sino que serán transformados en un abrir y cerrar de ojos.

F. Así que, por este motivo, los apóstoles predicaron al mundo la resurrección de los muertos.

G. Estas son las cosas que habéis de esperar, y hablando a la manera del Señor, ahora están cerca, y en un día venidero, o sea en el día de la venida del Hijo del Hombre; y hasta aquella hora habrá vírgenes insensatas entre las prudentes, y en esa hora se hará una completa separación de los fieles y los inicuos.

H. También en aquel día enviaré a mis ángeles para arrancar a los inicuos y echarlos al fuego inextinguible.

14

Ahora, he aquí, de cierto os digo: Yo, el Señor, no estoy muy complacido con mi siervo Sidney Rigdon, porque se enalteció en su corazón y no recibió consejo, sino que contristó al Espíritu Santo; por lo tanto, el Señor no acepta sus escritos, y él ha de hacer otros, y si el Señor no los recibe, he aquí, no ocupará más el puesto al que le he nombrado.

15

A. Además, de cierto os digo: Los que con mansedumbre desean en sus corazones exhortar a los pecadores al arrepentimiento, que sean ordenados a este poder; porque éste es un día de amonestación y no un día de muchas palabras.

B. Porque, yo, el Señor, no he de ser burlado en los postreros días. He aquí, yo soy de arriba, y mi poder se pone de manifiesto abajo.

C. Yo estoy sobre todo, y en todo, y por todo, y escudriño todas las cosas; y viene el día en que todas las cosas me estarán sujetas. He aquí, soy el Alfa y la Omega, aun Jesucristo.

D. Por consiguiente, que todos los hombres se cuiden de cómo toman mi nombre en sus labios; porque, he aquí, de cierto digo que hay muchos que se hallan bajo esta condenación, quienes usan el nombre del Señor, y lo toman en vano, y sin tener la autoridad.

E. Por lo tanto, que los de la Iglesia se arrepientan de sus pecados, y yo, el Señor, les reconoceré como mis fieles; o de lo contrario serán cortados.

16

A. Recordad que lo que viene de arriba es sagrado, y debe expresarse con cuidado, y por constreñimiento del Espíritu, y recibís el Espíritu por medio de la oración, y en esto no hay condenación; por lo tanto, si no fuere así, permanece la condenación.

B. Que mis siervos José Smith, hijo, y Sidney Rigdon se busquen hogares, conforme les sea manifestado por el Espíritu Santo mediante la oración.

C. Estas cosas quedan para vencerse por medio de la paciencia, para que quienes tal hacen reciban un más excelente y eterno peso de gloria; o de lo contrario, una condenación mayor. Amén.