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A. De cierto, de cierto te digo a ti, siervo mío, Federico G. Williams:
B. Escucha la voz de quien te habla, la palabra del Señor tu Dios, y atiende al llamamiento aun que se te hace de ser sumo sacerdote de mi Iglesia, y consejero a mi siervo José Smith, hijo.
C. A quien he dado las llaves del reino, las cuales siempre pertenecen a la Presidencia del Sumo Sacerdocio;
D. Por consiguiente, en verdad le reconozco y le bendeciré, y también a ti, mientras seas fiel en consejo, en el puesto que te he designado, orando siempre vocalmente y en tu corazón, en público y en privado;
E. Y también en tu ministerio proclamando el evangelio en la tierra de los vivientes, y entre tus hermanos;
F. Haciendo estas cosas realizarás el máximo bien a tus prójimos, y adelantarás la gloria de Aquél que es tu Señor.
G. Así, pues, sé fiel, mantente en el puesto que te he designado, socorre a los débiles, sostén las manos que caen, y fortalece las rodillas debilitadas.
H. Si eres fiel hasta el fin tendrás una corona de inmortalidad y de vida eterna en las mansiones que he preparado en la casa de mi Padre.
I. He aquí, estas son las palabras del Alfa y la Omega, o sea Jesucristo. Amén.