Sección 85

1

A. De cierto, así dice el Señor a los que os habéis reunido para recibir Su voluntad respecto a vosotros.

B. He aquí, esto es agradable a vuestro Señor, y los ángeles se regocijan por causa de vosotros; las ofrendas de vuestras oraciones han subido a los oídos del Señor de los Ejércitos y se han anotado en el registro de los santificados, aun los del mundo celestial.

C. Por consiguiente, ahora os envío a vosotros, amigos míos, otro Consolador, aun el Espíritu Santo de la promesa, para que permanezca en vuestros corazones; este otro Consolador es el mismo que prometí a mis discípulos, tal como se halla escrito en el testimonio de Juan.

2

A. Este Consolador es la promesa que os doy de vida eterna, aun la gloria del reino celestial; cuya gloria es la de la Iglesia del Primogénito, aun la gloria de Dios, el más santo de todos; todo lo cual viene por medio de Su hijo Jesucristo,

B. Quien ascendió a lo alto, así como también descendió debajo de todas las cosas, por cuanto Él comprendía todas las cosas a fin de que fuese en todas las cosas y en medio de todas las cosas, la luz de la verdad, una luz que brilla. Ésta es la luz de Cristo.

C. Así como Él está también en el sol, y es la luz del sol, y su poder por el que fue hecho.

D. Como que también está en la luna, y es la luz de la luna, y su poder por el que fue hecha.

E. También es la luz de las estrellas, y su poder por el que fueron hechas.

F. Y la tierra también, y su poder, aun la tierra en que estáis.

3

A. La luz que ahora brilla, y os alumbra, viene de Aquél que ilumina vuestros ojos, y es la misma luz que vivifica vuestros entendimientos; luz que procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio,

B. La luz que existe en todas las cosas; que da vida a todas las cosas; que es la ley por la que se gobiernan todas las cosas; aun el poder de Dios quien está sentado en Su trono, quien se halla en el seno de la eternidad y en medio de todas las cosas.

4

A. Ahora, de cierto os digo que mediante la redención que se ha hecho para vosotros, se lleva a cabo la resurrección de los muertos.

B. El alma del hombre es el espíritu y el cuerpo, y la resurrección de los muertos es la redención del alma. La redención del alma viene por medio de Aquél que vivifica todas las cosas, en cuyo seno se ha decretado que los pobres y los mansos de la tierra la heredarán.

C. Por lo tanto es absolutamente necesario que la tierra sea santificada de toda iniquidad y quede así preparada para la gloria celestial; porque después de haber alcanzado la norma de su creación, será coronada de gloria, aun con la presencia de Dios el Padre;

D. Con el objeto de que los cuerpos que son del reino celestial la posean para siempre jamás; porque con este propósito fue hecha y creada; y con esta intención los cuerpos son santificados.

5

A. Los que no son santificados por la ley que os he dado, o sea, la ley de Cristo, han de heredar otro reino, ya fuere un reino terrestre, o un reino teleste.

B. Porque quien no puede atenerse a la ley de un reino celestial, no puede atenerse a una gloria celestial; quien no puede atenerse a la ley de un reino terrestre, no puede atenerse a una gloria terrestre; y quien no puede atenerse a la ley de un reino teleste, no puede atenerse a una gloria teleste: por tanto, no es digno de un reino de gloria.

C. Por consiguiente, tendrá que someterse a un reino que no es de gloria.

6

A. Asimismo, de cierto os digo que la tierra se somete a la ley de un reino celestial, porque alcanza la norma de su creación, y no quebranta la ley.

B. Por ello, será santificada; si, aunque morirá, será revivificada y se atendrá al poder que la vivifica, y los santos la heredarán.

C. Pues, aunque mueren, resucitarán también con un cuerpo espiritual. Los que tienen un espíritu celestial recibirán el mismo cuerpo, que era un cuerpo natural; es decir, vosotros recibiréis vuestros cuerpos, y vuestra gloria será la gloria que vivifique a vuestros cuerpos.

D. Vosotros que sois vivificados por una porción de la gloria celestial, recibiréis entonces la plenitud de la misma;

E. Y los que son vivificados por una porción de la gloria terrestre, recibirán entonces la plenitud de la misma;

F. Y también aquéllos que son vivificados por una porción de la gloria teleste recibirán la plenitud de la misma;

G. Y los que quedaren también serán vivificados; no obstante, volverán otra vez a su propio lugar, para gozar de lo que estén dispuestos a recibir, ya que no estuvieron dispuestos a gozar de lo que habrían podido recibir.

7

Porque ¿de qué aprovecha al hombre, el que se le confiera un don, si él no lo recibe? He aquí, ni se regocija con lo que se le da, ni se goza en el dador del don.

8

A. Asimismo, de cierto os digo, cuanto es gobernado por la ley, también es preservado por la ley, y ella misma lo perfecciona y lo santifica.

B. Los que contravienen a la ley, y no se someten a ella, sino que procuran convertirse en su propia ley y quieren permanecer en el pecado, y del todo perseveran en el pecado, la ley no puede santificarlos, ni tampoco los pueden santificar la misericordia, la justicia o el juicio; es por esto que aún tendrán que permanecer inmundos.

9

A. A todos los reinos se les ha dado una ley, y hay muchos reinos; porque no hay ningún espacio en el que no haya un reino; ni hay ningún reino en el que no haya espacio, sea un reino mayor o menor.

B. A cada reino se le ha dado una ley; y para cada ley hay también ciertos límites y condiciones.

10

A. Todos los seres que no se atienen a estas condiciones, no son justificados; porque la inteligencia se adhiere a la inteligencia; la sabiduría recibe a la sabiduría; la verdad acepta la verdad; la virtud ama a la virtud; la luz se apega a la luz;

B. La misericordia tiene compasión de la misericordia, y reclama lo que es suyo; la justicia sigue su curso, y reclama lo que le pertenece; el juicio procede de la presencia de Aquél que está sentado sobre el trono y gobierna y ejecuta todas las cosas.

C. Él comprende todas las cosas, y todas las cosas están ante Él; y todas las cosas se hallan a Su alrededor; y Él está por encima de todas las cosas, y en todas las cosas, y por en medio de todas las cosas, y en derredor de todas las cosas. Todas las cosas existen por mediación suya, y son de Él, o sea de Dios, para siempre jamás.

11

A. Además, de cierto os digo que Él ha dado una ley a todas las cosas por la que se mueven en sus épocas y estaciones; y sus cursos son fijos; aun los cursos de los cielos y de la tierra, los cuales abarcan la tierra y todos los planetas;

B. Y se dan luz los unos a los otros en sus épocas, en sus estaciones, en sus minutos, en sus horas, en sus días, en sus semanas, en sus meses, y en sus años; todos éstos son un año para con Dios, pero no para con el hombre.

12

A. La tierra gira sobre sus alas; el sol da su luz durante el día, y la luna da su luz durante la noche; y las estrellas también dan su luz conforme giran sobre sus alas, con su gloria, en medio del poder de Dios.

B. ¿A qué compararé estos reinos, para que comprendáis?

C. He aquí, todos éstos son reinos, y el hombre que ha visto a uno cualquiera, o al menor de éstos, ha visto a Dios en acción con Su majestad y Su potestad.

D. Os digo, aquél Le ha visto; empero Él que vino a los suyos no fue comprendido.

E. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecen contra ella; no obstante vendrá el día en que comprenderéis aun a Dios, siendo vivificados en Él y por Él.

F. Entonces sabréis que me habéis visto, que yo soy, y que soy la luz verdadera que se halla en vosotros, y que vosotros estáis en mí; pues de otro modo no podríais abundar.

13

A. He aquí, compararé estos reinos a un hombre que tenía un campo y que envió a sus siervos al campo para cavar en él;

B. Y dijo al primero: Ve y trabaja en el campo, y en la primera hora vendré a ti, y verás el gozo de mi rostro;

C. Y dijo al segundo: Ve tú también al campo, y en la segunda hora te visitaré con el gozo de mi rostro;

D. Y también al tercero, diciendo: Te visitaré; y al cuarto le dijo lo mismo, y así sucesivamente hasta el duodécimo.

14

A. El Señor del campo fue al primero en la primera hora, y toda aquella hora permaneció con él; y éste se alegró con la luz del semblante de su señor;

B. Y entonces se separó del primero para poder visitar también al segundo, al tercero, al cuarto, y así sucesivamente hasta el duodécimo.

C. De este modo, todos ellos recibieron la luz del rostro de su señor; cada hombre en su hora, y a su tiempo, y en su sazón; comenzando por el primero, y así sucesivamente hasta el último, y desde el último hasta el primero, y desde el primero hasta el último;

D. Cada uno en su propio orden, hasta que pasó su hora, o sea tal como su señor se lo había mandado, para que su señor se glorificara en él, y él en su señor, a fin de que todos ellos fueran glorificados.

15

Por lo tanto, compararé todos estos reinos y sus habitantes a esta parábola; cada reino en su hora, a su tiempo, y en su sazón; o sea tal como el decreto de Dios lo ha dispuesto.

16

A. Además, de cierto os digo, amigos míos: Os dejo estos dichos para que los consideréis en vuestros corazones junto con este mandamiento que os doy: Que me invoquéis mientras yo esté cerca;

B. Acercaos a mí, y yo me acercaré a vosotros;

C. Buscadme diligentemente, y me hallaréis;

D. Pedid, y recibiréis;

E. Llamad, y se os abrirá.

F. Todo lo que le pidiereis al Padre en mi nombre, y fuere prudente para vosotros, os será dado; y si pidiereis algo que no os fuese prudente, se tornará para vuestra condenación.

17

He aquí, lo que oís es como la voz de uno que clama en el despoblado; en el despoblado, porque no le podéis ver; mi voz, porque mi voz es Espíritu; mi Espíritu es verdad; la verdad permanece y no tiene fin; y si está en vosotros, abundará.

18

A. Si mi gloria fuere vuestro sólo propósito, vuestros cuerpos enteros se llenarán de luz, y no habrá tinieblas en vosotros, y el cuerpo que está lleno de luz comprende todas las cosas.

B. Por lo tanto, santificaos para que vuestras mentes sean centralizadas en Dios, y el tiempo vendrá en que le veréis; porque Él se quitará el velo de Su faz para vosotros; será a Su propio tiempo, en Su propia manera, y de conformidad con Su propia voluntad.

19

A. Recordad la grande y última promesa que os he hecho; arrojad lejos de vosotros vuestros pensamientos ociosos y vuestra risa inmoderada;

B. Deteneos, deteneos en este lugar, y convocad una asamblea solemne, aun de aquéllos que son los primeros obreros en este último reino; e invoquen al Señor aquéllos a quienes han amonestado en sus viajes, y consideren en sus corazones por un poco de tiempo la amonestación que han recibido.

C. He aquí, guardaré toda vuestra grey y levantaré ancianos y se los enviaré.

20

A. He aquí, apresuraré mi obra a su tiempo; y a vosotros, que sois los primeros obreros en este último reino, os doy un mandamiento de que os reunáis, os organicéis, os preparéis y os santifiquéis;

B. Sí, purificad vuestros corazones, y limpiad vuestras manos y vuestros pies ante mí, para que yo os haga limpios;

C. Para que yo pueda testificar a vuestro Padre, y a vuestro Dios, y a mi Dios, que estáis limpios de la sangre de esta perversa generación, para que yo pueda cumplir esta promesa cuando quiera, esta grande y última promesa que os he hecho.

21

A. También os doy un mandamiento de que perseveréis en la oración y el ayuno, desde ahora en adelante.

B. Os doy el mandamiento de que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino; enseñaos diligentemente, y mi gracia os asistirá para que seáis instruidos más perfectamente en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os es necesario comprender;

C. De cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido; cosas que son; cosas que en breve han de suceder;

D. Cosas que existen en el país; cosas que existen en el extranjero; las guerras y las perplejidades de las naciones; los juicios que están sobre la tierra;

E. Y también un conocimiento de los países y de los reinos; todo esto para que cuando yo os envíe otra vez estéis preparados en todas las cosas a desempeñar bien el ministerio al que os he llamado, y la misión que os he encargado.

22

A. He aquí, os envié para testificar y amonestar al pueblo, y le conviene a cada persona que ha sido amonestada, amonestar a su prójimo; por lo tanto, se quedan sin excusa, y sus pecados son sobre sus propias cabezas.

B. El que me busca temprano, me hallará, y no será abandonado.

23

A. Así pues, deteneos y trabajad diligentemente, para que seáis perfeccionados en vuestro ministerio, para ir entre la gente del mundo por última vez, todos los que fueren llamados por boca del Señor, para ligar la ley y sellar el testimonio, y preparar a los de mi Iglesia para la hora del juicio que ha de venir;

B. Para que sus almas escapen de la ira de Dios, la desolación de abominación que espera a los inicuos, tanto en este mundo como en el venidero.

C. De cierto os digo: Continúen en la viña aquéllos que no son los ancianos presidentes, hasta que los llame la boca del Señor, porque Su hora no ha llegado aún; sus vestidos no están limpios de la sangre de esta generación.

24

A. Permaneced en la libertad que os ha hecho libres; no os enredéis en el pecado, sino que estén limpias vuestras manos hasta que el Señor venga;

B. Pues, de aquí a poco, la tierra temblará y se titubeará como un ebrio, y el sol esconderá su faz, y rehusará dar luz, y la luna será bañada en sangre, y las estrellas estarán sumamente airadas y se echarán abajo como un higo que cae de una higuera.

25

A. Después de vuestro testimonio, vienen la ira y la indignación sobre el pueblo; porque después de vuestro testimonio viene el testimonio de los terremotos, que causarán gemidos en medio de la tierra, y los hombres caerán al suelo, y no podrán permanecer en pie.

B. Viene también el testimonio de la voz de truenos, la voz de relámpagos, la voz de tempestades, y la voz de las olas del mar arrojándose más allá de sus límites.

C. Todas las cosas estarán en conmoción; y, ciertamente, desfallecerán los corazones de los hombres; porque todo pueblo estará sobrecogido por el temor; y ángeles volarán por en medio del cielo, clamando en alta voz, tocando la trompeta de Dios, diciendo:

D. Preparaos, preparaos, oh habitantes de la tierra, porque ha llegado el juicio de nuestro Dios. He aquí, viene el Esposo; salid a recibirle.

26

A. E inmediatamente aparecerá una señal grande en los cielos, y todos los pueblos a una la verán.

B. Y otro ángel tocará su trompeta, diciendo: Aquella gran iglesia, la madre de las abominaciones, que hizo beber a todas las naciones el vino de la ira de su fornicación, que persigue a los santos de Dios, y que derrama la sangre de ellos;

C. La que se sienta sobre muchas aguas y sobre las islas del mar; he aquí, es la cizaña de la tierra, es atada en manojos, sus ligaduras son afianzadas, y nadie las puede soltar; por tanto, está lista para ser quemada.

D. El ángel tocará su trompeta larga y fuertemente, y todas las naciones la oirán.

27

A. Luego habrá silencio en el cielo por espacio de media hora, e inmediatamente después se desarrollará el velo del cielo como un rollo que se despliega después de haber sido arrollado, y la faz del Señor quedará descubierta.

B. Los santos que estén sobre la tierra, que estén vivos, serán vivificados y arrebatados para recibirle.

C. Los que han dormido en sus tumbas, saldrán; porque sus sepulcros serán abiertos, y ellos también serán arrebatados para recibirle en medio del pilar de los cielos; Éstos son de Cristo, las primicias:

D. Los que descenderán primero con Él, y los que se encuentren en la tierra y en sus sepulcros son los primeros que serán arrebatados para recibirle; y todo esto por la voz del toque de la trompeta del ángel de Dios.

28

A. Después de esto, tocará otro ángel; y será el segundo toque de trompeta. Y entonces viene la redención de aquéllos que son de Cristo en Su venida;

B. Los que han recibido su parte en aquella prisión preparada para ellos, a fin de que pudiesen recibir el evangelio, y fuesen juzgados según los hombres en la carne.

29

A. Después, sonará otra trompeta, que es el tercer toque de trompeta, y entonces vienen los espíritus de los hombres que han de ser juzgados, y que se hallan bajo condenación;

B. Estos son el resto de los muertos; y no vuelven a vivir sino hasta que pasen los mil años, ni vivirán de nuevo hasta el fin de la tierra.

30

Luego sonará otra trompeta, que es el cuarto toque de trompeta, y el ángel dirá: Estos se hallan entre los que se han de quedar esperando hasta el grande y postrer día, hasta el fin, los que todavía permanecerán inmundos.

31

A. Entonces sonará otra trompeta, que es el quinto sonido de trompeta, tocada por el quinto ángel que vuela por en medio del cielo, quien entrega el evangelio eterno a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.

B. Este será el sonido de su trompeta, que se dirige a todo pueblo, tanto en los cielos como en la tierra, como a los que se hallan debajo de la tierra; porque todo oído lo oirá, y toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará al oír el sonido de la trompeta, y el ángel dirá:

C. Temed a Dios y dad gloria a Aquél que está sentado sobre el trono, para siempre jamás, porque la hora de Su juicio ha llegado.

32

Y además, otro ángel, que es el sexto, tocará su trompeta, diciendo: ¡Ha caído la que hizo que todas las naciones bebiesen del vino de la ira de su fornicación! ¡Ella ha caído, ha caído!

33

A. Y de nuevo otro ángel, que es el séptimo ángel, tocará su trompeta, diciendo: ¡Consumado es, consumado es! El Cordero de Dios ha vencido y pisado solo el lagar, aun el lagar del furor de la ira del Dios Todopoderoso.

B. Entonces los ángeles serán coronados con la gloria de Su potencia y los santos serán llenos de Su gloria, y recibirán su herencia y serán iguales con Él.

34

Luego el primer ángel tocará nuevamente su trompeta en los oídos de todos los vivientes, y revelará las acciones secretas de los hombres, y las prodigiosas obras de Dios durante los primeros mil años.

35

A. Entonces el segundo ángel tocará su trompeta, y revelará las acciones secretas de los hombres, y los pensamientos y las intenciones de sus corazones y las prodigiosas obras de Dios durante el segundo milenario;

B. Y así sucesivamente, hasta que el séptimo ángel toque su trompeta; y éste se pondrá de pie sobre la tierra y sobre el mar, y jurará en nombre de Aquél que está sentado sobre el trono, que el tiempo ya no será más, y Satanás será atado, aquella serpiente antigua que es llamada el diablo, y no será soltado por espacio de mil años.

C. Entonces quedará suelto por una corta temporada, para que pueda reunir a sus ejércitos; y Miguel, el séptimo ángel, o sea el arcángel, juntará sus ejércitos, aun las huestes del cielo.

D. El diablo juntará sus ejércitos, aun las huestes del infierno, y vendrá a batallar contra Miguel y sus ejércitos. Entonces viene la batalla del gran Dios.

E. El diablo y sus ejércitos serán arrojados a su propio lugar, de forma que nunca volverán a tener poder sobre los santos; porque Miguel peleará las batallas de ellos, y vencerá al que pretende el trono de Aquél que está sentado en él; es decir, el Cordero.

F. Ésta es la gloria de Dios y de los santificados; y éstos nunca más verán la muerte.

36

A. Por lo tanto, de cierto os digo, amigos míos, convocad vuestra asamblea solemne, tal como os he mandado; y como no todos tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría en los mejores libros; buscad el saber tanto por el estudio como por la fe.

B. Organizaos; preparad todas las cosas que fueren necesarias, y estableced una casa, una casa de oración, una casa de ayunos, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios;

C. Para que vuestras entradas sean en el nombre del Señor; para que vuestras salidas sean en el nombre del Señor; para que todas vuestras salutaciones sean en el nombre del Señor, con las manos alzadas hacia el Altísimo.

37

A. Por consiguiente, desechad todas vuestras conversaciones livianas, toda risa, todos vuestros deseos sensuales, todo vuestro orgullo y frivolidad y todas vuestras obras inicuas.

B. Nombraos de entre vosotros un maestro, y no hablen todos al mismo tiempo, sino que tomen la palabra uno por uno, y escuchen todas sus palabras, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos, y cada uno pueda tener un privilegio igual.

38

A. Mirad que os améis los unos a los otros; dejad de ser codiciosos; aprended a impartiros los unos a los otros, tal como el evangelio lo requiere; dejad de ser ociosos; cesad de ser inmundos; dejad de criticaros el uno al otro;

B. Dejad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano, para que no os fatiguéis; levantaos temprano, para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados.

C. Y sobre todo, revestíos con los vínculos de la caridad, como con un manto, que es el vínculo de la perfección y la paz; orad siempre para que no os desalentéis, hasta que yo venga; he aquí, vendré presto, y os tomaré a mi mismo. Amén.

39

A. Y además, el orden de la casa preparada para la presidencia de la escuela de los profetas, establecida para su instrucción en todas las cosas que les son necesarias, aun para todos los miembros del sacerdocio de la Iglesia,

B. O, en otras palabras, aquéllos que son llamados al ministerio de la Iglesia, empezando por los sumos sacerdotes, hasta los diáconos.

C. Este será el orden de la casa de la presidencia de la escuela: El que fuere nombrado presidente, o maestro, ocupará en la casa el lugar que le será preparado; de modo que ha de ser el primero en entrar en la casa de Dios, ocupando un lugar desde el cual la congregación en la casa pueda oír sus palabras cuidadosa y distintamente, sin que hable en voz alta.

D. Cuando entre en la casa de Dios (porque debe ser el primero en entrar en la casa; he aquí, esto es hermoso; para que él sirva de ejemplo),

40

Que él se ofrezca a sí mismo, arrodillado en oración ante Dios, en señal o memoria del pacto sempiterno; y cuando alguien entrare después de él, levántese el maestro, y con las manos alzadas al cielo, sí, directamente, salude a su hermano o hermanos en el Señor con estas palabras:

41

¿Eres un hermano? o ¿sois hermanos? Os saludo en el nombre del Señor Jesucristo, en señal o memoria del pacto sempiterno, pacto en el cual os recibo en comunión, con una determinación fija, inconmovible e inalterable, de ser vuestro amigo y hermano por la gracia de Dios, en los vínculos del amor, para vivir irreprochablemente conforme a todos los mandamientos de Dios, con acción de gracias, para siempre jamás. Amén.

42

Los que fueren hallados indignos de este saludo, no tendrán lugar entre vosotros, porque no toleraréis que mi casa se vea mancillada por ellos.

43

El que entrare, y fuere fiel ante mí, y fuere un hermano o fueren hermanos en el Señor, saludarán, con las manos alzadas al cielo, al presidente o maestro, con esta misma oración y pacto, o diciendo: Amén, como señal del mismo.

44

A. He aquí, de cierto os digo: Este es un ejemplo para vosotros sobre cómo saludaros unos a los otros en la casa de Dios, en la escuela de los profetas.

B. Y vuestro llamamiento es que lo hagáis con oración y acción de gracias, según os lo manifieste el Espíritu Santo, en todas vuestras acciones en la casa del Señor, en la escuela de los profetas, para que llegue a ser un santuario, un tabernáculo del Espíritu Santo para vuestra edificación.

45

No recibiréis a nadie en esta escuela a menos que se halle limpio de la sangre de esta generación; y será recibido mediante la ordenanza del lavamiento de pies, porque con este fin fue instituida esta ordenanza.

46

A. Y además, el presidente, o sea el anciano presidente de la Iglesia, administrará la ordenanza del lavamiento de pies.

B. Habrá de comenzar con oración; y después de participar del pan y del vino, él ha de prepararse conforme al modelo que se da en el capitulo decimotercero del testimonio de Juan concerniente a mí. Amén.