Sección 86

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A. He aquí, de cierto así os dice el Señor: A causa de las iniquidades y de los designios que existen y que existirán en los corazones de los hombres conspiradores en los últimos días, os he advertido, y os prevengo por medio de revelación, dándoos esta palabra de sabiduría.

B. He aquí, no es bueno, ni según la voluntad de vuestro Padre que ninguno de vosotros beba vino o bebidas alcohólicas, excepto cuando os reunáis para ofrecer ante Él vuestros sacramentos en la Cena del Señor.

C. He aquí, éste debe ser vino; sí, vino puro de la uva de la vid, de vuestra propia hechura. Y además, las bebidas alcohólicas no son para el vientre, sino para el lavamiento de vuestros cuerpos.

D. Por otra parte, el tabaco no es para el cuerpo, ni para el vientre, y no es bueno para el hombre, sino que es una hierba contra las magulladuras, para todo ganado enfermo, y debe usarse con discreción y destreza.

E. Las bebidas calientes no son para el cuerpo ni para el vientre.

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A. Además, de cierto os digo: Toda hierba saludable ha sido establecida por Dios para la constitución, naturaleza y uso del hombre, cada hierba en su sazón, y cada fruta en su sazón. Todas éstas han de usarse con prudencia y acción de gracias.

B. Sí, también la carne de las bestias y la de las aves del aire, yo el Señor la he designado para el uso del hombre, con acción de gracias. Sin embrago, deben usarse frugalmente; y me complace que no se haga uso de ellas sino únicamente en la estación invernal, y en épocas de frío o de hambre.

C. Todos los granos han sido destinados para el uso del hombre y de las bestias como sostén de la vida, no tan sólo para el hombre, sino también para las bestias del campo y las aves del cielo, y todo animal silvestre que anda o se arrastra sobre la tierra; y éstos, Dios los ha hecho para el uso del hombre únicamente en tiempos de carestía y de exceso de hambre.

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A. Todos los granos son buenos como alimento del hombre, así como también es el fruto de la vid, es decir, aquello que produce fruto, en la tierra o por encima de la tierra.

B. Sin embargo, el trigo para el hombre, el maíz para el buey, la avena para el caballo, el centeno para las aves, los cerdos y toda bestia del campo, y la cebada para todo animal útil y para bebidas moderadas, así como también otros granos.

C. Todos los miembros de la Iglesia que se acuerden de guardar y seguir estas instrucciones, andando en obediencia a los mandamientos, recibirán salud en sus cuerpos, y médula en sus huesos, y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, aún tesoros escondidos;

D. Y correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán; y yo, el Señor les hago una promesa: Que el ángel destructor les pasará por alto como con los hijos de Israel, y no los matará. Amén.