Sección 87

1

A. Así dice el Señor: De cierto te digo, hijo mío, tus pecados te son perdonados, según tu petición, porque tus oraciones y las oraciones de tus hermanos han subido a mis oídos;

B. Por lo tanto, de aquí en adelante bendito eres tú, a quien las llaves del reino se han dado; el cual reino de establece por la última vez.

2

A. De cierto te digo: Las llaves de este reino nunca te serán quitadas mientras estés en el mundo, ni tampoco en el mundo venidero; sin embrago, por medio de ti, se darán las revelaciones divinas a otro; sí, aún a la Iglesia.

B. Y que todos los que recibieron estas revelaciones de Dios, miren cómo las guardan, no sea que las tengan en poco, por ello incurran en la condenación; y tropiecen y caigan, cuando desciendan las tempestades, y soplen los vientos, y desciendan las lluvias, y den con ímpetu contra sus casas.

3

A. Y además, de cierto les digo a tus hermanos Sidney Rigdon y Federico G. Williams, que también sus pecados les son perdonados, y que se les considera igual que a ti en la posesión de las llaves de este último reino;

B. Y bajo tu ministerio también poseen ellos las llaves de la escuela de los profetas, la cual he mandado organizar, para que por ella se perfeccionen en su ministerio para la salvación de Sión, y de las naciones de Israel así como las naciones de los Gentiles, aún todos cuantos creyeren,

C. Para que por tu ministerio puedan recibir la palabra, y por medio de la ministración de ellos salga la palabra hasta los confines de la tierra, yendo primero a los gentiles, y después, he aquí, se tornarán a los judíos.

D. Entonces vendrá el día en que el brazo del Señor se manifestará con el poder para convencer a las naciones, de las naciones paganas y la casa de José, del evangelio de su salvación.

4

Porque acontecerá en aquel día que cada persona oirá la plenitud del evangelio en su propia lengua, y en su propio idioma, por medio de aquéllos que han sido ordenados a este poder, por la ministración del Consolador, derramando sobre ellos para revelar a Jesucristo.

5

A. Y ahora, de cierto te digo: Te doy un mandamiento que continúes en el ministerio y en la presidencia, y cuando hayas terminado la traducción de los profetas, a partir de entonces presidirás los asuntos de la Iglesia y de la escuela;

B. Y, de vez en cuando, conforme te lo manifieste el Consolador, recibirás revelaciones para aclarar los misterios del reino. Poned en orden las congregaciones de la Iglesia. Estudiad, aprended y familiarizaos con todos los libros buenos, y con los idiomas, lenguas y pueblos.

C. Éste será vuestro cargo y misión durante todas vuestras vidas: Presidir en concilio y poner en orden los asuntos de esta Iglesia y del reino.

D. No os avergoncéis, ni os sintáis confundidos; mas sed amonestados en toda vuestra altivez y orgullo, porque esto enreda vuestras almas.

E. Poned vuestras casas en orden; alejad de vosotros la pereza y la inmundicia.

6

A. Ahora, de cierto te digo, tan pronto como sea posible, provéase una casa para la familia de tu consejero y escribiente, Federico G. Williams;

B. Y continúe mi siervo de edad avanzada, José Smith, padre, con su familia en la morada donde ahora viven, y no se venda hasta que el señor lo aconseje.

C. Que Sidney Rigdon, tu consejero, permanezca donde ahora reside hasta que el Señor se lo indique.

D. Que el obispo busque diligentemente obtener un agente, y que éste sea un hombre que tenga grandes riquezas en reserva; un hombre de Dios y de fuerte fe; para que así pueda liquidar toda deuda; a fin de que el depósito del Señor no caiga en descrédito ante los ojos de la gente.

E. Escudriñad diligentemente, orad siempre, y sed creyentes, y si andáis en rectitud, recordando el pacto que habéis hecho el uno con el otro, todas las cosas contribuirán a vuestro bien.

F. Sean pequeñas vuestras familias, en cuanto al número de los que no pertenecen a vuestras familias, especialmente la de mi envejecido siervo José Smith, padre;

G. A fin de que aquellas cosas que se os proveen para llevar a cabo mi obra no os sean quitadas y dadas a otros que no son dignos, y así se os impida cumplir las cosas que os he mandado.

7

A. Además, de cierto te digo, es mi voluntad que mi sierva Vienna Jaques reciba dinero para sufragar sus gastos, y que vaya a la tierra de Sión; y que se me consagre el resto del dinero, y sea ella recompensada a mi propio y debido tiempo.

B. De cierto te digo, es conforme a mis propósitos que ella vaya a tierra de Sión y reciba una heredad de la mano del obispo, para que, si es fiel, se establezca en paz, y no pase sus días en ociosidad desde entonces en adelante.

8

A. He aquí, de cierto te digo, que escribas este mandamiento y digas a tus hermanos en Sión, con saludo cariñoso, que te he llamado también para presidir a Sión a mi propio y debido tiempo. Que cesen, pues, de molestarme con respecto a este asunto.

B. He aquí, te digo que tus hermanos en Sión empiezan a arrepentirse, y los ángeles se regocijan a causa de ellos. No obstante, yo no estoy muy complacido con muchas cosas.

C. No estoy complacido con mis siervos Guillermo E. McLellin y Sydney Gilbert; ni tampoco con el obispo; y otros tienen muchas cosas de que arrepentirse;

D. Pero, de cierto te digo, que yo, el Señor, contendré con Sión, y razonaré con sus fuertes, y la castigaré hasta que venza y esté limpia ante mí; porque Sión no será quitada de su lugar. Yo, el Señor lo he dicho. Amén.