Sección 29

1

A. He aquí, te digo, David, que has temido al hombre y no te has apoyado en mí para que yo te fortalezca, como es tu deber;

B. Sino que has pensado más en las cosas mundanas que en las que vienen de mí, tu Creador, y que en el ministerio al cual has sido llamado; y no has prestado atención a mi Espíritu, ni a aquéllos que fueron puestos por encima de ti, sino que has sido persuadido por aquéllos a quienes no he mandado.

C. Por lo tanto, te queda preguntarme por tí mismo, y reflexionar sobre las cosas que has recibido.

D. Tu hogar será en la casa de tu padre hasta que yo te dé otros mandamientos.

E. Cuida de tu ministerio en la Iglesia, en las regiones circundantes, y ante el mundo. Amén.

2

A. He aquí, te digo, Pedro, que emprendas tu viaje con tu hermano, Oliverio Cowdery, pues ha llegado la hora en que es conforme a mis propósitos que abras tu boca para proclamar mi evangelio.

B. Por consiguiente, no temas, antes bien da oído a las palabras y consejos que tu hermano te dará.

C. Comparte tú todas las aflicciones de él, elevando continuamente tu corazón hacia mí en oración y fe, para la liberación de él, y la tuya; porque le he dado el poder de establecer mi Iglesia entre los lamanitas.

D. A nadie he designado ser consejero sobre él en la Iglesia, referente a los asuntos de ella, sino a tu hermano José Smith, hijo.

E. Por lo tanto, presta atención a estas cosas, y sé diligente en guardar mis mandamientos, y serás bendecido con la vida eterna. Amén.

3

A. He aquí, te digo, Juan, siervo mío, que a partir de este momento empezarás a proclamar mi evangelio como con el sonido de una trompeta.

B. Tu labor será en donde vive tu hermano Felipe Burroughs, y en la región circundante; sí, dondequiera que te puedan oír, hasta que yo te mande ir a otro lugar.

C. Toda tu labor será en Sión, con toda tu alma, desde ahora en adelante; sí, siempre abrirás tu boca por mi causa, sin temer lo que puedan hacer los hombres, porque yo estoy contigo. Amén.