Sección 38

1

A. Así dice el Señor vuestro Dios, aun Jesucristo, el gran YO SOY, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el mismo que contempló la anchurosa extensión de la eternidad y todas las huestes seráficas del cielo, antes de que el mundo fuese hecho;

B. El mismo que conoce todas las cosas, porque todas las cosas están presentes ante mis ojos: Soy el mismo que hablé y el mundo fue hecho, y todas las cosas provienen de mí. Soy el mismo que he llevado la Sión de Enoc a mi propio seno.

C. De cierto digo que a cuantos han creído en mi nombre, porque yo soy Jesucristo, y en mi propio nombre, en virtud de la sangre que he derramado, he abogado por ellos ante el Padre.

D. Mas he aquí, he guardado a los demás, que son inicuos, en cadenas de tinieblas hasta el juicio del gran día, que vendrá al fin del mundo;

E. Aun así haré que se guarde a los inicuos que rehúsan oír mi voz, sino que endurecen sus corazones; y ¡ay qué angustiosa es su perdición!

2

A. Pero, he aquí, de cierto, de cierto os digo que mis ojos siempre están sobre vosotros.

B. Estoy en medio de vosotros y no me podéis ver, pero pronto vendrá el día en que me veréis, y sabréis que yo soy; porque el velo de las tinieblas prestamente será desgarrado, y el que no fuere purificado no podrá permanecer en aquel día; por lo tanto, fortificaos bien con mis verdades y estad preparados.

C. He aquí, el reino es vuestro y el enemigo no vencerá.

3

A. De cierto os digo: Estáis limpios, aunque no todos; y no hay nadie más en quien tenga yo mucha complacencia, porque toda carne es corruptible ante mí.

B. Los poderes de las tinieblas prevalecen sobre la tierra, entre los hijos de los hombres, en presencia de todas las huestes de los cielos, lo cual hace que reine el silencio, y toda la eternidad se duele.

C. Los ángeles esperan el gran mandamiento de segar la tierra, para recoger la cizaña y quemarla; y he aquí, el enemigo se ha concertado.

4

A. Ahora os muestro un misterio, una cosa que se halla en los aposentos, en secreto, para llevar a cabo aun vuestra destrucción con el transcurso del tiempo, y no lo sabíais, pero ahora os lo digo.

B. Benditos sois, no a causa de vuestra iniquidad, ni tampoco a causa de vuestros corazones incrédulos, porque de cierto algunos de vosotros sois culpables ante mí; mas seré misericordioso para con vuestras flaquezas.

C. Por lo tanto, sed fuertes desde ahora en adelante; no temáis, porque el reino es vuestro; y para vuestra salvación os doy un mandamiento, porque he escuchado vuestras oraciones, y los pobres se han quejado ante mí. Los ricos son criaturas mías, toda carne es mía, y no hago acepción de personas.

D. He hecho rica a la tierra, y he aquí, es el estrado de mis pies; por lo tanto, otra vez estaré sobre ella; y os ofrezco y es mi voluntad daros mayores riquezas, es decir, una Tierra de Promisión;

E. Una tierra que fluye con leche y miel, en la cual no habrá maldición cuando el Señor viniere; y os la daré como tierra de vuestra heredad, si la procuráis con todo vuestro corazón;

F. Y éste será mi pacto con vosotros: Será la tierra de vuestra heredad, y la de vuestros hijos para siempre, mientras dure la tierra; y la poseeréis otra vez en la eternidad para nunca más volver a pasarse.

5

A. Empero, de cierto os digo que el tiempo vendrá cuando no tendréis ningún rey ni gobernante, porque yo seré vuestro Rey y velaré sobre vosotros.

B. Por consiguiente, escuchad mi voz y seguidme, y seréis un pueblo libre, y no tendréis más leyes que las mías cuando yo venga, porque yo soy vuestro Legislador, y ¿qué podrá detener mi mano?

C. Pero, de cierto os digo: Enseñaos los unos a los otros, de acuerdo con el ministerio al cual os he llamado, y que cada hombre estime a su hermano como a sí mismo, y practique ante mí la santidad y la virtud.

D. De nuevo os digo: Que cada hombre estime a su hermano como a sí mismo, pues ¿qué hombre hay entre vosotros que, teniendo doce hijos que le sirven obedientemente y no hace acepción de ellos le dirá a uno: Vístete con ropa espléndida y siéntate tú aquí; y al otro: Vístete de ropa andrajosa y siéntate tú allí, y luego podrá el padre mirarlos y decir que él es justo?

6

A. He aquí, esto os lo he dado por parábola, y es tal como yo soy. Yo os digo: Sed uno; y si no sois uno, no sois míos.

B. Y además, os digo que el enemigo en sus aposentos está tramando, en secreto, maneras de quitaros la vida.

C. Oís hablar de guerras en países lejanos, y decís que pronto habrá grandes guerras en aquellos países, mas no conocéis los corazones de los hombres en vuestro propio país.

D. Os digo estas cosas a causa de vuestras oraciones; por consiguiente, atesorad sabiduría en vuestros corazones, no sea que la perversidad de los hombres os revele estas cosas por medio de la iniquidad de ellos, de tal manera que resonará en vuestros oídos con una voz más fuerte que la que sacudirá la tierra; mas si estáis preparados, no temeréis.

7

A. Y para que os escapéis del poder del enemigo, y seáis reunidos a mí como pueblo santo, sin mancha y sin culpa,

B. Por esta razón, pues, os di el mandamiento de que fuerais al estado de Ohio; y allí os daré mi ley.

C. Allí seréis investidos con poder desde lo alto, y quienes yo quisiere irán desde aquel lugar a todas las naciones, y les será dicho lo que hayan de hacer;

D. Porque tengo reservada una gran obra, pues Israel será salvo, y los guiaré adondequiera que yo quisiere, y ningún poder detendrá mi mano.

8

A. Ahora doy un mandamiento a la Iglesia en estas regiones: Que se designe a ciertos de sus hombres, mediante la voz de la Iglesia,

B. Los cuales cuidarán de los pobres y necesitados, y atenderán las necesidades de ellos, a fin de que no sufran.

C. Que estos hombres designados sean enviados al lugar que les he mandado; y ésta será su labor: Manejar los asuntos de la propiedad de esta Iglesia.

D. Y aquéllos que tengan tierras agrícolas y no las pueden vender, las dejarán o alquilarán según les parezca más conveniente.

E. Procurad que se conserven todas las cosas, y cuando los hombres sean investidos y enviados con poder desde lo alto, han de juntarse todas estas cosas en el seno de la Iglesia.

9

A. Si buscáis las riquezas que el Padre quiere daros, seréis el más rico de todos los pueblos, porque tendréis las riquezas de la eternidad.

B. Es necesario que las riquezas de la tierra sean mías para repartir; pero guardaos del orgullo, no sea que lleguéis a ser como los nefitas de la antigüedad.

C. Además, os digo que os doy el mandamiento de que todos los hombres, tanto los ancianos, los sacerdotes, los maestros así como los miembros, se dediquen con toda su fuerza con el trabajo de sus manos, a preparar y cumplir las cosas que he mandado.

D. Sea vuestra predicación la voz de amonestación, cada hombre a su vecino, con mansedumbre y humildad.

E. Salid de entre los inicuos. Salvaos. Purificaos vosotros que lleváis los utensilios del Señor. Así sea. Amén.