Sección 41

1

A. Escuchad y estad atentos, oh pueblo mío, dice el Señor y Dios vuestro, vosotros que me oís, y a quienes me complace bendecir con las máximas bendiciones; mas a quienes no me oís aunque habéis profesado mi nombre, maldeciré con la más dura de todas las maldiciones.

B. Escuchad, vosotros, ancianos de mi Iglesia a quienes he llamado. He aquí, os doy un mandamiento de que os congreguéis para poneros de acuerdo en cuanto a mi palabra; y por la oración de vuestra fe recibiréis mi ley, para que sepáis cómo gobernar mi Iglesia y hacer rectamente todas las cosas ante mí.

2

A. Cuando yo venga seré vuestro Gobernante; y he aquí, vengo pronto. Cuidaréis de que se guarde mi ley.

B. El que recibe mi ley y la guarda, es mi discípulo; y el que dice que recibe mi ley y no la guarda, éste no es mi discípulo, y ha de ser expulsado de entre vosotros;

C. Porque no está bien que las cosas que pertenecen a los hijos del reino sean dadas a aquéllos que no son dignos, o a los perros, o que se echen las perlas delante de los cerdos.

3

A. Además, es mi voluntad que se le edifique a mi siervo, José Smith, hijo, una casa en donde pueda vivir y traducir.

B. Igualmente, es mi voluntad que mi siervo Sidney Rigdon viva como le parezca bien, en tanto que guarde mis mandamientos.

C. Además, he llamado a mi siervo, Eduardo Partridge, y doy el mandamiento de que sea designado por voz de la Iglesia y que sea ordenado al oficio de obispo para la Iglesia, y que deje su comercio para emplear todo su tiempo en las obras de la Iglesia; para cuidar de todas las cosas que mis leyes le designaren en el día que yo las dé.

D. Y esto porque su corazón es puro ante mí, porque es semejante a Natanael de la antigüedad, en quien no hay engaño.

E. Estas son las palabras que se os dan, y son puras ante mí; por tanto mirad cómo las observáis, porque vuestras almas habrán de responder de ellas en el día del juicio. Así sea. Amén.